El movimiento muralista en EE.UU. sigue adornando, 50 años después de su surgimiento, el paisaje de las ciudades del país con imágenes creadas por y para hispanos, aunque este arte se ha adaptado a los nuevos tiempos con nuevas técnicas y mensajes.

Un ejemplo de ello puede verse en Filadelfia (Pensilvania), una ciudad en la que según el Censo Nacional residen unos 190 mil hispanos, algunos de los cuales son responsables de los más de 4 mil murales que visten las paredes de esta urbe.

"La gente hispana no se ve a sí misma en el arte oficial y los monumentos, pero ellos sí se identifican con los murales", señaló Betzy Casañas, quien ha elaborado unos 40 murales en Filadelfia, así como en su natal Puerto Rico, y en República Dominicana y Perú.

"Creo que es necesario mostrar nuestras propias historias en los murales", destacó Casañas, quien mantiene una galería en el norte de la ciudad, donde se ubica el barrio de mayoría puertorriqueña.

La artista, que se halla inmersa en la elaboración de un gigantesco mural que ocupa casi toda una calle y consta de 94 paneles, observa que el contenido de los murales ha cambiado y ya es como los de la década de 1970.

"En ese entonces crear un mural era hecho en secreto, era un acto revolucionario, ahora los murales son un arte público y se hace con el conocimiento de todos", señaló.

En el Paso, Texas, los antiguos murales, de carácter más político, conviven con otros nuevos y menos controvertidos, que "no son muy críticos" con la sociedad, como explica Óscar Moya, un muralista local.

"Temo que los jóvenes muralistas de hoy no son muy críticos del sistema, tienen otra energía" apunto Moya, cuyo arte se centra en los temas de la inmigración y de las llamadas maquilas, las fabricas que operan cerca de la frontera entre México y Estados Unidos.

Héctor Duarte, un reconocido muralista mexicano de Chicago, llegó a esta ciudad en 1985 y hasta la fecha continúa trabajando en la creación de murales que hablan de la experiencia de ser hispano.

"El movimiento muralista está más fuerte que nunca, porque tenemos una nueva generación de artistas que está aportando su parte", dijo el artista, que afirma haber elaborado unos 40 murales, entre permanentes y móviles.

Duarte, de 64 años, califica de "válido" el estilo de la nueva generación de muralistas, que apelan a diseños abstractos y temáticas fantasiosas, y que en ocasiones incluyen referentes al cómic.

"Están usando otra técnica que no son los pinceles y las brochas, están usando el spray can (lata), ellos lo están haciendo de esta manera y están aportando su granito de arena, ya no pintan solo letras", apuntó.

Manny Vega, un muralista de Nueva York, comenzó creando y pintando murales convencionales en los barrios hispanos de la ciudad, pero tras viajar en 2011 a la ciudad italiana de Ravena descubrió el arte bizantino en mosaico y a partir de ahí cambió su forma de expresarse en el arte.

Por los murales en mosaico que ha elaborado en varios barrios de Nueva York se le conoce como "el artista hip hop bizantino".

"Cuando creo un mosaico en una área en un barrio hispano, con un tema hispano, eso se manifiesta como si fuera una ancla", dijo Vega.

Como ejemplo de las nuevas propuestas figura el caso de Nicolás De Jesús, un muralista originario de Guerrero (México), y quien ha creado murales portátiles plasmados en lona.

Los murales portátiles, uno de los cuales donó recientemente a la colección permanente del Museo Nacional de Arte Mexicano en Chicago, pueden viajar a lugares distantes y son apropiados para las protestas sociales, según explicó De Jesús.

"En las protestas sociales me di cuenta (de) que era necesario crear murales que la gente pudiera portar", afirmó, y de manera indirecta resaltó cómo los murales, al menos en el caso de los hispanos, aún no pierden su naturaleza contestataria.

nrv

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