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La feria Frieze de Londres abre hoy sus puertas a coleccionistas, marchantes y visitantes de todo el mundo, atraídos por el arte vanguardista que exhiben más de 160 galerías contemporáneas de alrededor de 30 países.
Sin embargo, la galerisa Belén Valbuena aseguró que ella conoce a coleccionistas habituales que han decidido no asistir "por motivos ideológicos" y para, así, "no apoyar a un país que quiere irse de Europa".
Asimismo, resaltó que es posible que con la caída de la libra, los "coleccionistas que tuvieran en el radar a algún artista británico o algo que tengan que pagar en libras, se animen porque está más barato".
Escultura, pintura, fotografía, sillas de jardín, realidad virtual, grafitis... todo tipo de expresión artística tiene cabida en el Regents Park de la capital británica hasta el 9 de octubre.
Medias negras y de color carne colgadas en forma de telaraña en el pasillo de entrada dan la bienvenida a los visitantes, los cuales vienen tanto a ver las nuevas propuestas de los artistas contemporáneos del momento como a adquirirlas.
En esta 14 edición la gran novedad es la realidad virtual y, así, en el primer día de la feria decenas de personas hacían fila para interactuar con el trabajo del artista canadiense Jon Rafman.
La obra tiene forma de serpiente albina que se muerde la cola y su lomo tiene espacio para que cuatro personas se introduzcan en el mundo paralelo que Rafman ha creado.
Una vez dentro de la realidad virtual el espectador se encuentra en la misma sala pero, en vez de personas, son siluetas de monstruos las que pululan por la feria y, poco a poco, el asistente va viajando por mundos lúgubres y tenebrosos.
"Es la experiencia suprema de meterse en la obra", explicó Margherita Castigglioni, una representante de la galería Seventeen de Londres.
La galerista enfatizó que este creador está fuertemente influenciado por los "videojuegos" de los años 80 y que en sus representaciones le gusta "poner al espectador en situaciones raras mientras observa sus vídeos", como en sillas de ruedas o camas de agua.
Otra de las piezas que más cultivó la mirada de los curiosos fue "Pink Project Table" (1994-2016) una mesa recubierta de objetos rosas -como unicornios, peines, espejos, juguetes diversos o sacapuntas-, que Portia Munson ha ido encontrado a lo largo de su carrera.
Alrededor de la pieza, los visitantes jugaban a un "¿Dónde está Wally?", señalando y comentando los objetos que más les llamaban la atención.
Lo que diferencia esta feria de las demás es su espíritu innovador, es tan audaz que hasta en los baños se pueden ver actores vestidos de doncellas futuristas y dibujos eróticos entre un popurrí de flores y el lavabo.
"Frieze normalmente tiene proyectos muy novedosos y rompedores", resaltó Belén Valbuena, la "mitad" de la galería madrileña MaisterraValbuena -como ella se ha definido-, que este año exhibe a tres artistas españoles, además de a un peruano, un polaco y un estadounidense.
Valbuena señaló que parte de su "tarea" cuando expone "fuera de España" es "promocionar" a los creadores nacionales, como a la escultora María Luisa Fernández, que presentó en el evento "Artista ideal", siete grupos con patos hechos de yeso, de diversos tamaños, pero todos blancos y sin cabeza.
Con respecto al tipo de comprador que se ve en este evento, la experta en arte destacó que, a diferencia de otros países, el público británico si "ve algo de calidad, lo aprecia enseguida y no tiene prejuicios, pues no se deja llevar tanto por el nombre del artista o de la galería".
"Aquí puede suceder que pase uno delante del estand, le guste algo y lo compre. Es un mercado más maduro", argumentó la española que este año vende piezas que oscilan entre los 5.000 y 35.000 euros (de 5.600 a 39.000 dólares).
Desde hace un tiempo dispone de dos satélites la Frieze Masters, una feria hermana especializada en trabajos de grandes maestros hasta 1980 ,y el jardín de las esculturas, exhibición de acceso gratuito que estará abierta al público hasta el 8 de enero de 2017.
nrv