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ssierra@eluniversal.com.mx
Ocho tablas que pintó Lucas Cranach El Viejo (1472-1553), junto a algunos de sus grabados, así como obras y gráfica de sus contemporáneos, incluidos Alberto Durero, Bartolomeo Bruin y su hijo, Lucas Cranach El Joven, integran la exposición Lucas Cranach. Sagrada emoción, que este viernes abre al público en el Museo Nacional de San Carlos, donde estará hasta febrero.
Es una cita excepcional que tardó dos años en concretarse para el San Carlos, como lo recalcó su directora, Carmen Gaitán, y que ahora presenta al público piezas que recogen el espíritu religioso, bíblico, pero anticlerical de este artista alemán que fue uno de los creadores más grandes del Renacimiento en el norte de Europa.
Ana Carpizo, subdirectora del Museo y curadora de la exposición, explicó: “Cranach, además de ser artista, fue un intelectual del momento, polifacético y súper importante dentro de las reformas luteranas. Hay que englobarlo como un ser político, social y artístico. Por eso es tan importante su cisma; por eso tiene tantos seguidores. Él y Durero crearon una escuela, la escuela del Renacimiento del norte de Europa”.
Para la exposición se dan cita en el Museo San Carlos obras provenientes de los museos Nacional de Bellas Artes de Cuba, de Arte de Filadelfia, Franz Mayer, Soumaya y San Carlos, así como de las colecciones privadas Pérez Simón e Hilario Galguera.
Gaitán comentó que aunque es una muestra pequeña e íntima, “las obras que se presentan son de una riqueza y potencia excepcional”.
La curadora detalló que como artista “Lucas Cranach rescata la perspectiva. Tiene elementos artísticos cercanos al alto medioevo pero con perspectiva. Es muy importante la fisonomía de cada personaje, no son iguales como pasó en anteriores periodos, sino que cada uno es reconocible. También Cranach retoma el paisaje de la densidad boscosa de Giorgione, otro renacentista italiano”.
Del propio Museo Nacional de San Carlos es posible ver aquí una de las representaciones que el pintor hizo de Adán y Eva; es una de las dos obras suyas que llegó a este museo. Acerca de la pintura de Adán y Eva, la curadora describió que en ella es posible ver la firma o blasón del pintor, la serpiente alada y su anillo en el hocico. También se ven elementos propios de los mitos bíblicos que tanto interesaron al artista, por ejemplo, aparece un ciervo con los cuernos terminados en tres picos, que es símbolo de Jesús y una serpiente en movimiento.
“En Cranach, las serpientes son muy activas, el maligno siempre está presente pero también está presente la contraparte de Dios”, dijo la curadora y agregó que Cranach trabajó en torno de tres temas: el retrato, la alegoría y lo religioso. El artista fue considerado como “El más rápido de los pintores”, como reza en la lápida de su tumba.
Lucas Cranach, Sagrada emoción incluye varias obras del artista, como el retrato de Federico II de Sajonia, procedente del Museo de Filadelfia; el tríptico La Crucifixión, que por primera vez es prestado por el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba y el retrato de Lucrecia, que es considerado como una de las obras más sensuales en la historia del arte.
Durante la conferencia de prensa, Carmen Gaitán dijo que el Museo continúa con su programa de difundir el arte de los artistas europeos y que dentro de esa línea presentará próximamente una exposición de grabados de Francisco de Goya.