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"Cuando decidimos hacer la exposición de Clara Peeters, no fue solo por una perspectiva de género, ya que fue la primera mujer que expuso en el Prado, sino por su calidad en el arte barroco". Así presentó hoy Miguel Zugaza, director de la pinacoteca, la muestra que saca a la luz a esta artista olvidada.
Peeters, de la que existen muy pocos documentos pero sí los que atestiguan que nació en Amberes en 1594 y que murió en 1658, fue una de las artistas claves en el desarrollo de la pintura barroca flamenca y pionera en la pintura de bodegones de la época.
Una artista que no logró reconocimiento por ser mujer, que fue la primera fémina cuyos cuadros se exhibieron en el Prado y que es de nuevo pionera en ser la primera protagonista de una gran exposición en la pinacoteca madrileña.
Parece muy probable que desarrollase su carrera en Amberes. Sus obras más tempranas datan de 1607-1608 y en ellas se aprecia un estilo propio en una etapa de aprendizaje. Fue precoz con el pincel y el lienzo, y su momento de mayor actividad fue alrededor de 1611 y 1612, pero se desconoce si pintó después de 1621.
En aquella época, como explicó hoy el comisario de la muestra, Alejandro Vergara, las mujeres no podían acudir a los talleres ni podían copiar los modelos para aprender sobre la figura humana como hacían sus compañeros, coetáneos como Jan Brueghel el Viejo, Rubens, Snyder o Van Dyck.
Por ello se considera a Peeters, que debió pertenecer a una familia adinerada, una pionera de la pintura de la edad moderna, especialista en pintar naturalezas muertas, un género que estaba en la vanguardia del arte de la época.
Organizada con el Museo de Bellas Artes de Amberes, donde se expuso este verano, la muestra ha sido organizada en colaboración con el Gobierno de Flandes y con el patrocinio de la Fundación AXA.
Reúne en el Museo del Prado las quince mejores obras de la pintora, procedentes de diferentes colecciones, instituciones y colecciones privadas, y estará abierta desde mañana, día 25, hasta el 19 de febrero.
Se cifra en unas cuarenta las obras ejecutadas por esta pintora, y cuatro de las más importantes pertenecen al Prado.
Bodegones de las grandes mesas flamencas con aves, piezas de caza, pescados, copas maravillosas, cristales, platos de porcelana, flores, jarrones, saleros y cuchillos de plata; dulces, panes o frutas componen sus pinturas, que incluyen además una novedad, los autorretratos que la artista pintaba apenas perceptibles, reflejados en las superficies de jarras y copas.
Un festín para los sentidos y unos cuadros cuyos objetos suponen también "una puerta abierta al estudio de la época y a su cultura material, del siglo XVII", en opinión de Vergara.
Clara Peeters fue una de las pocas mujeres que se pudieron dedicar a la pintura. Sus obras llegaron muy pronto a conocidas pinacotecas y a colecciones de la casa real española, lo que indica que sí que tuvo cierta reputación en vida, aunque el tiempo fue poco a poco diluyendo su relevancia en la pintura y su obra no empezó a estudiarse hasta la década de 1970.
nrv