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Miguel Ángel Buonarroti, uno de los grandes artistas del Renacimiento, plasmó en la Capilla Sixtina los frescos que la hacen famosa. El jucio final y La creación de Adán son algunas de las escenas más conocidas de su obra en aquel recinto, ubicado en la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano.
Pero, ¿sabías que fue precisamente en estos emblemáticos frescos que Miguel Ángel ocultó símbolos subversivos sobre la sexualidad femenina?
De acuerdo a The Telegraph, los dibujos de cráneos de carnero con cuernos remiten a la figura del útero y las trompas de Falopio de una mujer, señala un estudio aparecido en Clinical Anatomy. La intención de Buonarroti, señalan los académicos, pudo ser exaltar el poder y la sexualidad de las mujeres como dadoras de vida, en un tiempo en que la Iglesia Católica Romana -que le había encargado decorar la Sixtina- era profundamente hostil ante esas nociones. Incluso, aún se debatía si las mujeres tenían alma.
En los frescos de Miguel Ángel, estas cabezas de carnero que estarían asociando el útero descansan en la esquina de triángulos que apuntan hacia arriba. "Creemos que la posición en la que la punta de los triángulos (símbolo sexual masculino) se alínea con los cráneos (la matriz) pueden representar el contacto sexual directo entre hombres y mujeres", explica el grupo de académicos.
De acuerdo a las descripciones clásicas, un triángulo apuntando hacia arriba es el símbolo pagano para el varón (un falo rudimentario), mientras que si apunta hacia abajo es el símbolo pagano de la mujer, se añade en el artículo firmado por el Doctor Deivis de Campos, investigador de la anatomía humana en la Universidad Federal de Ciencias de la Salud de Porto Alegre en Brasil, y ocho colegas.
Miguel Ángel solía trabajar en clave temas prohibidos para la época. Sus alusiones sobre la fertilidad femenina pueden verse como una muestra de rebelión artística. Ocultó estos símbolos porque sabía que el Papa Julio II jamás le permitiría plasmarlos.
Se dice que Buonarroti aceptó de mala gana el encargo de decorar la Capilla Sixtina porque se consideraba más escultor que pintor. "Al igual que otros artistas de su época, a menudo Miguel Ángel introduce figuras anatómicas, insinuaciones sexuales e insultos groseros a los clientes, sin que ellos se den cuenta".
sc