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cultura@eluniversal.com.mx
El arquitecto Teodoro González de León, pintor, escultor, amante de la música contemporánea clásica y apasionado por la Ciudad de México (donde nació en 1926), falleció ayer a los 90 años de edad, víctima de un paro cardiaco. Con su muerte, coincidieron algunos de los más importantes arquitectos del país, termina una era en la arquitectura mexicana.
Fue autor, con Abraham Zabludovsky, del edificio del INFONAVIT, El Colegio de México, el Museo Rufino Tamayo, la Universidad Pedagógica Nacional, la ampliación de las Oficinas Centrales de Banamex y la remodelación del Auditorio Nacional.
Con Francisco Serrano y Carlos Tejeda realizó el Palacio de Justicia Federal y el Corporativo Arcos Bosques. El Mexican-American Cultural Center, en Austin, Texas, en colaboración con Casabella+Campo & Maru. También es autor, con Armando Franco y Enrique Molinar, del proyecto original del campus de Ciudad Universitaria.
Asimismo creó la sede del Fondo de Cultura Económica, el Museo de Sitio en Tajín, la remodelación de El Colegio Nacional, la Escuela Superior de Música del Centro Nacional de las Artes, la Sala Mexicana en el Museo Británico, el Museo Nacional de Arte Popular en el antiguo Edificio de Bomberos de la Ciudad de México, el Centro Cultural Bella Época en el viejo Cine Lido, el Conjunto Urbano Reforma 222, varios edificios de Banamex y el Museo de Arte Contemporáneo del Centro Cultural Universitario, MUAC, entre muchas otras edificaciones.
A propósito de su aniversario 90, que cumplió el 28 de mayo pasado, el arquitecto que fue reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1982, ofreció una entrevista a EL UNIVERSAL en la que indicó algunas de sus preocupaciones, como el alza del dólar y su impacto en la vida política del país, la mejora del transporte público en la Ciudad de México, así como su crecimiento “desordenado”.
Y refrendó su amor por esta ciudad. “Me gusta mucho esta ciudad. Es muy intensa. El centro es muy intenso; en todos lados hay una intensidad; se vive. Está desordenada; así son las ciudades modernas: desordenadas, alérgicas al orden”, indicó.
A propósito de sus 90 años, diversas instituciones habían programado una serie de actos celebratorios, conferencias y homenajes; el próximo se realizará el 29 de septiembre.
A estos eventos, indicó el secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa, durante el funeral que se llevó a cabo en el Panteón Francés, se sumará un “gran homenaje nacional a la altura de la gran figura” que fue el arquitecto para la cultura del país, que se llevará a cabo en las siguientes semanas, una vez que se haya acordado con la familia del creador.
Añadió que será la Secretaría de Cultura la encargada de coordinar el homenaje al que podrían sumarse distintas instituciones, como El Colegio Nacional, El Colegio de México, el Fondo de Cultura Económica, Arquine, Auditorio Nacional, INBA, entre otros.
Ayer, el Fondo de Cultura Económica informó que en breve coeditará la tercera versión —actualizada y enriquecida— del libro Obra reunida. Teodoro González de León, del arquitecto Miquel Adrià.
Uno de los últimos proyectos en los que trabajó el creador es la ampliación de la biblioteca Daniel Cosío Villegas de El Colegio de México; además se pondrá en marcha la también ampliación del estacionamiento del Auditorio Nacional que, informó Tovar y de Teresa, contaba con un presupuesto de alrededor de 200 millones de pesos.
Asimismo trabajaba en la Torre Manacar, un edificio corporativo de oficinas y centro comercial con 12 niveles subterráneos de estacionamiento, cinco niveles de centro comercial, un piso de cines, uno de gimnasio y 22 niveles de oficinas, el cual sustituirá al edificio que albergó el cine Manacar.
En mayo pasado, Teodoro González de León informó que otra de las obras que realizaba con su despacho era el nuevo edificio del INFONATIV, ubicado a un costado del original que había concebido con Zabludovsky en 1974, pero aunque quedó trazado y presupuestado “hasta el último tornillo”, le preocupaba el futuro de la obra, que había aprobado el anterior director general del Instituto, Alejandro Murat.
En este proyecto colaboraría el escultor Manuel Felguérez, quien en entrevista telefónica con este diario resaltó la importancia que tendría esa construcción para la carrera de ambos.
“Se trataba de dos cuerpos conectados por un pasillo central y una fachada única en la que se insertaban dos ángulos, ahí iría mi escultura”, dijo.
La obra, indicó el creador, sería de 13 metros de ancho por 10 metros de largo y colgaría por los aires, además para no lastimar el edificio, la estructura del acero debía ser ligera.
“Tenía mucha ilusión de estar en uno de los últimos edificios de mi amigo, la única escultura que tenía en una de sus obras es la que está en el área de murales del Auditorio Nacional”, dijo.
González de León indicó también que además de pintar, trabajaba en algunas “esculturas complejas” y tenía la intención de exhibirlas.
Las últimas exposiciones de su obra plástica se llevaron a cabo en 1996 en el Museo Tamayo y en la Casa Lamm, respectivamente.
Los restos del arquitecto —merecedor de innumerables distinciones y Honoris Causa de distinguidas universidades alrededor del continente, y que fue miembro honorario de instituciones como la Academia de Artes, la Academia Internacional de Arquitectura y El Colegio Nacional— serán incinerados hoy a las 12 del día en el Panteón Francés.