La tecnología más avanzada y el arte del Renacimiento se unen en la videoinstalación "Jardín infinito", un viaje sensorial por el tríptico "El Jardín de las Delicias", del que se puede disfrutar en el Museo del Prado con motivo de la celebración del V centenario del Bosco.
Dieciocho proyectores, en un perímetro de 360 grados y un prisma central, y 16 pistas de sonido sumergen al visitante en el mundo de la emblemática obra del maestro holandés, recreada por el artista Álvaro Perdices y el cineasta Andrés Sanz en la sala C del museo, que ha sido creada ex profeso para la ocasión.
Se trata de una experiencia única, de más de una hora de duración, que permite acercarse al célebre tríptico y pasear junto a los seres y los espacios del Paraíso o del Infierno, acompañados de una banda sonora creada también especialmente para la obra por Santiago Rapallo y Javier Adán.
Con "Jardín infinito", proyecto patrocinado por la Fundación BBVA, los lenguajes del arte contemporáneo entran con total naturalidad en el Prado, que con motivo del V centenario del Bosco está abriendo nuevas plataformas de reflexión, como el cómic o la videoinstalación.
El encargo inicial del director del Prado, Miguel Zugaza, fue un video "y nosotros tuvimos la osadía de proponerle una videoinstalación, en la que hemos disfrutado de absoluta libertad", recordó a el cineasta Andrés Sanz.
Lo único que les pidieron es que se ciñeran a "El Jardín de las Delicias": "Un cuadro que contiene infinitos cuadros. Hemos entrado en él y hemos seleccionado fragmentos para crear unos itinerarios, una estructura narrativa en la que invitamos a los espectadores a introducirse", precisaron.
En el tiempo que dura la proyección, que no tiene principio ni fin sino que se va entrelazando, no existe una historia como tal. "El propio misterio de la obra nos ha dado mucha libertad para construir una estructura narrativa abierta. El espectador se va a encontrar con cosas que, a simple vista, quizá ni conozca".
Dos características de la pintura del Bosco han ayudado especialmente a los creadores. Por una parte, "el carácter de miniatura que contiene ese universo del que nos hemos nutrido para hacer un viaje a través del cuadro. Ese elemento de miniatura va acompañado del de misterio, que nos ha permitido dejarnos llevar por la magia y el sueño".
Para el artista Álvaro Perdices, el aporte tecnológico con el que han contado para hacer la videoinstalación ha sido clave y es de lo más avanzada. "Es la primera vez que el Prado encarga una obra como esta y querían que fuera lo mejor posible".
La lectura que ellos proponen, y para la que han contado con el enorme archivo de Google, "que ha sido fácil diseccionar", es una de las muchas que se podían hacer.
"Es una relectura en la que se encuentra todo el colectivo imaginario que tenemos. Se trata de un proyecto que pone al Prado en nuestro contexto y en nuestro tiempo, con una propuesta que invita al espectador a un viaje sensorial y a entrar dentro del cuadro".
Miguel Zugaza recordó que el objetivo era crear un espacio de experiencia complementario a la exposición "El Bosco. La exposición del V centenario", y Álvaro Perdices "supo aprovechar la oportunidad, fue ambicioso y pensó a lo grande, asociándose con Andrés Sanz y más tarde con los músicos".
Según el director del Prado, a imagen y semejanza de "El Jardín de las Delicias" "se ha creado una nueva obra de arte, en la que se han superado todas las perspectivas iniciales. Sobre una de las obras más sofisticadas, este 'Jardín infinito' amplifica las cualidades del famoso tríptico".
En opinión de Zugaza, entre todas las metamorfosis que ha vivido la obra, incluida la de Dalí, "esta es quizá la más empírica. Se basa en material científico, en el ojo científico que utilizamos en el museo, y esto le da una cualidad muy interesante. Es una inmersión en la que el espectador se incorpora al espacio físico y narrativo del cuadro", comentó el director, que anunció su intención de "mover por el mundo este 'Jardín infinito'".
rqm