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El detective especializado en obras de arte Arthur Brand, que ha encontrado dos lienzos robados en 2009, uno de Salvador Dalí y otro de Tamara de Lempicka, dijo hoy que las películas sobre robos de obras de arte influyen a los ladrones, que luego descubren que la realidad es bien diferente.
"Fue un caso muy sonado en Holanda y estaba muy interesado en solucionarlo, por eso pregunté por ahí, en algunos grupos, y al final había una pista: alguien me dijo que conocía a alguien que sabía algo", relató el detective en entrevista.
Brand admite que se mueve en una realidad que parece sacada de una película, de "un mundo secreto que la gente normal no ve".
Él, sin embargo, sabe adónde ir y a quién preguntar, y esa es la clave de su éxito, indicó.
"El mundo criminal tampoco es tan grande, todo el mundo se conoce", argumentó el detective.
Su conocimiento en el terreno es tal que le ha permitido resolver aquellos casos en los que la policía hace años tiró la toalla y ello a pesar de las constantes innovaciones tecnológicas en el campo de la vigilancia y el rastreo de obras de arte.
"Si alguien tiene un cuadro escondido en su garaje, es muy difícil para la policía encontrarlo", explicó.
En su opinión, cuando hay un robo de una pieza en un museo o una casa, "la policía hace todo lo posible para coger a los delincuentes, pero después de uno o dos años, si no tienen ninguna pista, tienen otras cosas que hacer".
Según cuenta Brand, los cuadros de Dalí y de Lempicka robados se usaron como moneda de cambio en varias ocasiones, por lo que quienes finalmente los tenían en su poder no eran los ladrones originarios y no sabían que eran cuadros robados, y "fue entonces cuando se dieron cuenta de que tenían un problema importante".
No es muy común que el arte robado vuelva a aparecer, "solo un 5 % del total", de acuerdo con este detective que ha trabajado con la policía alemana, la holandesa o la Guardia Civil española.
Brand añadió que "en muchos de estos casos lo que hacen (los ladrones) es destruir los cuadros, porque es la prueba", aunque en este caso, sin embargo, no quisieron hacerlo y recurrieron a mí para devolverlos", señaló.
Adolescencia, un cuadro de Salvador Dalí pintado en 1941, fue robado el 1 de mayo de 2009 por unos encapuchados que asaltaron armados el museo Scheringa de pintura realista, en la localidad holandesa de Spanbroek (norte del país), junto con una obra de la pintora polaca Tamara de Lempicka, La musicienne.
Sobre las semejanzas entre el robo de obras de arte en la ficción y en la vida real, Brand cree que las películas influyen a la gente y que "muchos ladrones de arte lo hacen porque lo han visto en el cine o en la tele, ven por ejemplo Dr. No -el primero de los filmes sobre James Bond-, y deciden hacerlo ellos también".
Las diferencias, no obstante, son enormes, pues "una vez que roban el cuadro se dan cuenta de lo difícil que es venderlo, porque es muy difícil vender un cuadro famoso robado".
En cualquier caso, la recuperación de obras como la de Dalí no forma parte del día a día de Brand, que se dedica por lo general a asesorar a coleccionistas que le consultan sobre la autenticidad o el precio de piezas de arte.
"Estos casos grandes son los que salen en el periódico, pero tampoco estoy todo el día viajando por el mundo como un Indiana Jones", afirmó.
Preguntado por el mayor éxito de su carrera profesional, el detective contestó sin dudarlo que se trata de la recuperación de los caballos de Adolf Hitler, unas esculturas del dictador alemán que se daban por perdidas.
sc