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Como una “vil calumnia” define el artista José Luis Cuevas la información según la cual el crítico de arte cubano José Gómez Sicre fue el autor de textos sobre arte, columnas y ensayos para libros e incluso respuestas para medios, que entre los años 50 y 60 aparecieron firmados por el propio Cuevas. Niega que aquel fuera su ghostwriter o cualquier posibilidad de que alguien hubiera escrito alguno de sus artículos.

“Lo único que faltaba que se dijera es que yo no era el autor de los dibujos”, dice en entrevista telefónica —molesto— el dibujante y escultor que en febrero cumplió 85 años.

La polémica ha vuelto a rondar al artista más visible de la generación de La Ruptura, quien desde los años 50 supo hacer de la publicidad y el escándalo una vía para dar a conocer su obra y pensamiento. ¿Eran suyas aquellas ideas? Eso es algo que Cuevas no acepta que se cuestione.

La pregunta de la autoría de los escritos fue un rumor durante mucho tiempo, pero la reciente divulgación de los archivos de Gómez Sicre reabrió preguntas puesto que entre los documentos figuran cartas, manuscritas y a máquina, donde se lee que Cuevas pedía al crítico que le escribiera acerca de muchos temas o le contaba lo que textos previos habían provocado.

Va de por medio un debate en torno de uno de los capítulos más importantes en la historia del arte mexicano del siglo XX, La Ruptura, que representó un corte con el arte de los muralistas, y que tuvo en Cuevas la voz más crítica. Se recuerda que en una carta al periodista Fernando Benítez, director del suplemento México en la Cultura, de Novedades, en 1958, le habló de “la cortina de nopal” en una crítica a la Escuela Mexicana de Pintura.

Gómez Sicre, director de Artes Visuales de la Unión Panamericana (luego Organización de los Estados Americanos), tuvo una influencia determinante en la figura y discursos de Cuevas.

En la entrevista, el artista argumenta que escribe desde los 14 años, que se pueden revisar los textos que él publicó tras la muerte de Gómez Sicre en 1991 (cita su libro Gato Macho y sus columnas de Cuevario, en Excélsior y en EL UNIVERSAL), y cuestiona por qué hasta ahora se dan a conocer esos documentos. Sin embargo, no es posible documentar con las cartas que habría recibido del crítico pues, asegura el artista, su correspondencia con Carlos Fuentes, Octavio Paz y Gómez Sicre fue robada del Museo José Luis Cuevas tras una exposición.

“Yo ya escribía desde antes de conocer a Gómez Sicre. (Entonces) él no existía para recurrir, para que escribiera los textos. Siempre, desde que tenía 14 años de edad, escribía y publicaba mis escritos en diferentes lugares. De manera que es incuestionable el hecho de que al escribir yo para el suplemento de Benítez ya estaba entrenado en eso de escribir cosas polémicas”.

José Luis Cuevas sostiene que Gómez Sicre no compartía con él su crítica a la Escuela Mexicana de Pintura: “No estaba de acuerdo porque consideraba la importancia que tenían los pintores del Muralismo mexicano, había conocido a (José Clemente) Orozco, a mucha gente de la Escuela Mexicana de Pintura. Me decía: ‘Estoy en total desacuerdo, no creo que debas estar atacando a los muralistas porque no olvides que tú tienes influencia de Orozco’. Cosa que era cierta”.

—Le llegó a escribir usted: “Derrama toda tu bilis en el artículo. Yo lo publicaré bajo mi firma”...

“¿Dicen que yo dije?”

—Sí.

“No es que lo haya dicho yo, sino que eso dicen. Lo que es muy extraño es por qué esperaron tantos años para hacer esa revelación entre comillas. ¿Por qué no lo hicieron antes?”, cuestiona

—¿Fue su ghostwriter (su escritor fantasma)?

“No, en lo más mínimo”.

—¿Hay capítulos del libro Cuevas por Cuevas que él escribió?

“Eran textos míos, por supuesto”.

El artista pone en duda la autenticidad de las misivas donde habría atacado a personas como Olga, esposa de Tamayo. “Sí, ataqué a Tamayo porque era un individuo lleno de odio. A mí no me perdonaba el hecho de que yo apareciera en revistas internacionales que él pensaba que eran únicamente para él, The New Tork Times o Time Magazine”.

—Dice que Gómez Sicre estaba en desacuerdo con usted, pero se sabe que criticó a los muralistas...

“Bueno, no tanto. Eso se dijo mucho en México. Era una forma de atacarlo. Pero no era cierto. Había conocido a Rivera y a Orozco, y sabía de la importancia que habían tenido. Por eso discutíamos. Yo creía que era necesario, y sigo creyendo, mi postura de atacar a Rivera y, sobre todo, a Siqueiros. A Orozco, no. Mire, lo importante es que en muchas ocasiones se me ha atacado diciendo que las cosas que yo decía eran bajo la influencia de Gómez Sicre; es una cosa que no es nueva. Pero yo no hacía caso y seguía publicando, es decir, no me iban a silenciar por ese infundio y no les daba importancia”.

—¿Alguna vez Gómez Sicre escribió un texto para una carta, un libro, una crítica que usted firmara?

“No, en absoluto. Él escribió sobre mí, bajo su responsabilidad”.

—¿Hasta cuándo mantuvo fue su relación con Gómez Sicre?

“Siempre fuimos amigos”.

Cuevas zanja la conversación diciendo que a lo largo de su actividad como artista “hubo siempre ataques que ponían en tela de duda las cosas que decía o que hacía”. Y afirma: “Ahora, después de todo, imaginemos que así fuera... El contenido es mío, como es mía la redacción. Lo que importa en este caso es el contenido. Lo que se dice”.

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