Un millar de chalecos salvavidas de refugiados sirios que forman 201 flores de loto en forma de 'F' flotan en el estanque del Palacio Belvedere de Viena. Así es la última obra del artista y activista chino Ai Weiwei con la que quiere remover conciencias sobre la actual crisis de los refugiados.
Esa es solo una de las obras que componen la exposición "translocation - transformation" que exhibe el artista chino desde hoy y hasta el 20 de noviembre próximo en los jardines del Belvedere y en el cercano museo contemporáneo 21er Haus.
"Tenemos que rescatar a las personas que, desesperadas, dejan atrás todo lo que tienen y llegan a otra tierra donde los ven como una amenaza", explicó hoy el disidente chino en rueda de prensa.
Ai Weiwei (Pekín 1957) está considerado como uno de los artistas contemporáneos más famosos a nivel internacional, cuyo trabajo se caracteriza por ser crítico con el régimen comunista chino y sus violaciones de los Derechos Humanos.
Los chalecos salvavidas que componen su obra proceden de la isla griega de Lesbos y pertenecieron a refugiados sirios que los dejaron tirados en la playa tras arriesgar su vida para llegar a Europa.
"No lo llamaría memorial, si no una forma de recordatorio" para los miles de refugiados que llegan o mueren en Lesbos, dijo Weiwei.
El destino de quienes se ven obligados a abandonar su hogar se ha convertido en los últimos meses en una constante en el trabajo del artista chino, afincado actualmente en Berlín.
A principios de febrero cubrió en Praga su obra "Cabezas del Zodiaco" con mantas térmicas doradas para protestar por el sufrimiento de los refugiados en su camino a Europa y para su recuerdo instaló cientos de chalecos en las columnas de la Konzerthaus en Berlín.
Además, en enero pasado decidió cerrar una exposición en Copenhague y retirar una obra suya del museo de Aros, en el oeste de Dinamarca, en protesta por las nuevas leyes de asilo en ese país.
El activista chino se ha tomado este problema como algo personal porque se siente como un refugiado, ya que él no puede vivir seguro en China, donde estuvo bajo arresto domiciliario durante cuatro años por sus críticas al régimen comunista chino.
"Yo soy uno de ellos. Nací como refugiado porque mi padre se exilió cuando era un niño. Crecí durante años en campos de refugiados. Sé lo que significa ser discriminado y oprimido, porque alguien piensa que eres diferente, o un enemigo peligroso", dijo.
Junto con los chalecos en el estanque, a su alrededor, se sitúan doce estatuas de bronce con cabezas de animales, llamadas "Cabezas del Zodíaco" que recuerdan a las que formaban parte de un reloj de agua en el Palacio de Yuanming Yuan en Pekín.
Con este trabajo, Weiwei denuncia el saqueo y la destrucción del palacio por los franceses y británicos al final de la segunda Guerra del Opio en 1860.
Otra vertiente de su exposición vienesa es la reconstrucción de la sala del té de un templo ancestral que perteneció a la dinastía Ming, cuyas columnas miden 14 metros de alto y que está compuesto por mil 300 piezas individuales.
El templo perteneció a la familia Wang, un clan de mercaderes de té que fueron expulsados del país durante la Revolución Cultural China (1966 a 1976).
La reconstrucción da nombre a la exposición "transformation - translocation" ya que cuando Weiwei compró el edificio le dio otro uso artístico.
Además, el artista chino eligió el museo 21er Haus por tener una historia similar a la del templo, ya que este edificio fue construido como un pabellón efímero para la Exposición Universal de Bruselas en 1958, pero en la década de los años 1960 volvió a Viena para darle un uso artístico.
rqm