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La historia parece demasiado fantástica para ser verídica: un vendedor de mercado de pulgas halla un cuadro junto a un bote de basura en una estación cercana al metro, lo somete a un análisis de laboratorio y se convence de que lo que tiene entre manos es un Modigliani auténtico.
Es difícil de creer, dado que el maestro modernista es uno de los artistas más buscados y falsificados, pero una firma romana —que además es el Instituto Amedeo Modigliani— sostiene que el retrato firmado de Odette podría ser auténtico. Exhibirá la obra al público la semana próxima con la esperanza de iniciar un debate académico sobre su autenticidad.
"Les aseguro: esto no es una falsificación. Tenemos un hallazgo", insistió Luciano Renzi, presidente del instituto y gerente de una agencia de publicidad epónima. Si bien reconoce que corresponde a los expertos certificar la autenticidad de la obra, insiste en que no lo sometería al análisis crítico "si el instituto no lo creyera firmemente".
Sin embargo, el instituto no está capacitado para autenticar obras de Modigliani, tiene interés financiero en obtener publicidad para su exhibición y el laboratorio que ha contratado se niega a datar la pintura.
Amedeo Modigliani murió en 1920 en París, a los 35 años, de meningitis tuberculosa. En su carrera —tan breve como intens— produjo varias obras maestras: retratos, desnudos y esculturas, muchos de los cuales incluyen los característicos cuellos esbeltos de sus musas. El catálogo más acreditado de sus obras, completado en 1972 por el crítico Ambrogio Ceroni, incluye 337 obras conocidas.
Sin duda, el momento de la aparición de Odette despierta sospechas: en noviembre, el cuadro Nu Couché (Desnudo recostado) de Modigliani se vendió por 170 millones de dólares en una subasta de Christie's en Nueva York, el segundo precio más alto que se haya pagado jamás por una obra en subasta. Museos alrededor del mundo están preparando exposiciones especiales para 2020, el centenario de la muerte del artista.
Y sucede en momentos que el Instituto Amedeo Modigliani trata de recuperarse de un escándalo, cuando su entonces presidente, Christian Parisot, fue arrestado en 2012 y acusado de autenticar obras sabiendo que eran falsas. Parisot y Renzi fundaron el instituto hace 10 años para alojar el archivo documental del artista, legado a Parisot por la hija única de Modigliani.
El instituto no se vio implicado en el escándalo, pero su prestigio quedó afectado por asociación.
Los expertos advierten que todo pretendido Modigliani debe ser visto con el mayor escepticismo, dada la multiplicidad de falsificaciones y los intereses financieros en juego. Más importante aún, Odette carece de procedencia y de la cronología de sus dueños anteriores, por lo cual ninguna galería prestigiosa se atreverá a venderlo y difícilmente un estudioso serio aceptará analizarlo.
"Es extremadamente raro que una obra aparezca repentinamente de la nada, sin rastros anteriores", dijo Kenneth Wayne, director del Proyecto Modigliani en Nueva York. "Si una obra aparece repentinamente en 1990 o 2016 sin la menor de exhibiciones o programas, eso despierta grandes dudas, es una señal de alarma".
El instituto y el dueño de la obra destacan dos análisis de laboratorio que, dicen, confirman que la obra data de las primeras dos décadas del siglo XX, en vida del artista y antes de que aparecieran las primeras copias de sus obras. Los análisis no han detectado rastros de dióxido de titanio, que empezó a usarse en la fabricación de pinturas y pigmentos en 1924 y serían una señal cierta de falsificación dado que Modigliani murió cuatro años antes.
El marco de madera, la tela, los colores y la suciedad de la superficie corresponden a la época en que vivió Modigliani., dijo Alberto D'Atanasio, docente de una academia de arte de Brescia que fue contratado por el instituto para hacer una evaluación.
"No sabemos nada sobre esta pintura", reconoció D'Atanasio, que no es especialista en Modigliani. "No obstante, nada, nada me hace pensar que sea una falsificación".
Sin embargo, el mismo laboratorio contratado por el instituto se niega a datar el cuadro.
"La pintura sugiere un envejecimiento, han pasado años, pero retrotraerlo a 100 años, eso no podemos hacerlo", dijo Luana Casaglia, restauradora de la Cooperativa Beni Culturali en Spoleto. "Sería demasiado arriesgado decirlo".
Wayne, que no ha visto el cuadro, observa que la ausencia de dióxido de titanio no excluye una falsificación con pigmentos viejos. También señala que las medidas de Odette -73x54 centímetros (29x21 pulgadas)- no son congruentes con el catálogo de Ceroni. Los retratos de Modigliani generalmente medían 100x65 centímetros.
El dueño no ha aparecido en público, lo cual es otro motivo para sospechar. Su abogado romano Gennaro Arbia se limita a señalar que es un traficante de mercado de pulgas que encontró la pintura en 2006 apoyada contra un receptáculo de basura en la estación La Rustica del metro, en las afueras de Roma. Estaba dañado por mordeduras de ratas.
Arbia reconoce que su cliente quiere vender la obra, aunque sería difícil hallar a un coleccionista dispuesto a pagar una fortuna por una obra sin procedencia. También el instituto tiene un interés financiero en promover Odette, que formará parte de una próxima exhibición de reproducciones de Modigliani en un festival artístico en Spoleto.
Y todos reconocen la abundancia de falsificaciones de Modigliani: en 1984 se "descubrieron" tres cabezas esculpidas que el artista supuestamente arrojó a un canal en Livorno, su ciudad natal. Tres jóvenes confesaron luego que se trataba de una broma, ya que habían tallado las cabezas con un taladro para arrojarlas al canal.
¿Qué pasa si Odette resulta ser una falsificación? Arbia hace una pausa. "Se terminó el sueño".
sc