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Rodeado de colegas, el arquitecto Teodoro González de León recibió la víspera el primero de una serie de homenajes por sus 90 años de vida y 70 de actividad profesional, en un acto en el Palacio de Bellas Artes donde habló de su amor por la arquitectura y todas las disciplinas que han enriquecido su vida.
“Llevo más de 80 años aprendiendo la manera de vivir, la forma de ser. No he aprendido disciplinas, las he convertido en formas de vida; la lectura es una forma de vida, el dibujo, la pintura, la escultura, son una forma de vida; visitar las ciudades, escuchar música y la arquitectura son formas de vida; no tener ninguna religión es mi forma de vida”, compartió el prolífico arquitecto.
González de León encabezó una mesa de reflexión en la que estuvo acompañado por la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda; la escritora y periodista Silvia Cherem, el arquitecto Francisco Serrano y el historiador Enrique Krauze.
Creador de edificios emblemáticos como el Museo Tamayo, El Colegio de México, el corporativo Arcos Bosques, Reforma 222 y el Museo Universitario Arte Contemporáneo, el homenajeado escuchó las voces de quienes halagaron su trayectoria y pasión por la arquitectura.
García Cepeda, destacó que para la Secretaría de Cultura, a cargo de Rafael Tovar y de Teresa, es un orgullo dar inicio a los actos de homenaje que son un esfuerzo interinstitucional para celebrar a este artista del concreto y la luz.
Recordó que su estilo, temperamento y personalidad, “han dejado una huella indeleble en nuestro paisaje urbano, muchas felicidades por tu invaluable legado, por la pasión y cariño por tu oficio, por tus magníficas construcciones que han permitido a millones de mexicanos experimentar con mayor gozo esta ciudad”.
En su oportunidad, la escritora y periodista Silvia Cherem ponderó el legado arquitectónico de González de León, a quien se deben la mayor cantidad de edificios emblemáticos y espacios públicos de este país y consideró que merece ser el segundo mexicano en obtener el premio Pritzker, luego de lo hiciera Luis Barragán.
Al respecto, el homenajeado aseguró: “a mí no me importa, nunca busco premios; de verdad, no; nunca he pensado en eso” y agregó que el último Pritzker, otorgado al chileno Alejandro Aravena, estuvo muy bien dado.
En el acto, el arquitecto Enrique Norten celebró el merecido homenaje y recordó que del ejemplo de González de León “aprendí que la arquitectura es una forma de vida, no un oficio de ocho horas diarias que requiere de dedicación absoluta y mucha paciencia, que no existe la inspiración y la obra de un arquitecto es producto del arduo y constante trabajo cotidiano”.
Se sumó el arquitecto Francisco Serrano, quien conoció a Teodoro González de León hace 54 años y con quien colaboró en la creación de edificios emblemáticos, como las embajadas de México en Brasil, Guatemala y Alemania.
Consideró que se trata de un “personaje clave de la segunda parte del siglo XX y desde luego hasta la fecha, sin su pensamiento, sin su incansable afán por innovar, no tendríamos muchas cosas que ahora disfrutamos”.
En tanto, el historiador Enrique Krauze consideró que González de León es un arquitecto platónico, un arquitecto de ideas cuyos edificios son “como islas de solidez y serenidad en el naufragio de la ciudad, enclaves perfectamente funcionales de tradición y modernidad”.
“Pienso en sus grandes espacios, texturas, volúmenes, taludes prehispánicos, pero también en los patios, arcos y motivos coloniales, mestizaje integrado por su vertiginosa imaginación”, concluyó.
La siguiente actividad será el 10 de junio en El Colegio Nacional, con la participación de Juan Villoro, Felipe Leal y Jesús Silva-Herzog Márquez, entre otros, y se exhibirá una escultura efímera transitable en el Museo Tamayo Arte Contemporáneo.
rqm