El Museo de Arte de Nueva York (MoMa) mostrará una retrospectiva de la más desconocida y experimental obra del artista francés Edgar Degas (1834-1917), que podrá verse a partir del 26 de marzo y hasta el 24 de julio.

"Edgar Degas: A strange new beauty" (Una extraña nueva belleza) destaca además por ser la primera muestra en medio siglo sobre el impresionista francés centrada en su técnica en EE.UU., así como la primera retrospectiva sobre el artista en el propio MoMa.

La retrospectiva consta de un centenar de monotipos y otros trabajos del artista como pinturas, dibujos, pasteles y bocetos, entre otros, la mayoría de ellos centrados en la vida que le rodeaba.

La técnica del monotipo consiste en impregnar de tinta una superficie dura, generalmente una placa, para posteriormente dibujar sobre ella, ya sea con una brocha, o incluso con los propios dedos.

Parecida al negativo fotográfico, esta técnica resulta única y más difícil de reproducir que los clásicos lienzos.

La comisaria de la exposición, Jodi Hauptman, explicó hoy en la presentación de la retrospectiva que tras esas técnicas experimentales se encontraba "la incansable creatividad del artista" apasionado por nuevas artes en desarrollo de la época como la fotografía.

"El monotipo le permitía además una plasticidad más rica que la pintura tradicional. Podía mancharse los dedos y llenar los gestos de matices", añadió la comisaria.

Dado el alto nivel de detalle de algunas obras, a menudo de pequeño formato, el MoMA pone a disposición del visitante lupas que permiten no perderse la riqueza de la pieza.

También le permitía realizar series de dos y tres piezas basadas en el mismo monotipo y que le permitían, según Hauptman, "jugar con la idea de la imagen en transformación".

Entre otras series de monotipos se pueden ver Madamoiselle Bécat en el Café de los embajadores, Joven mujer en café o Cantante de café-concierto.

Además de Edgar Degas, fueron grandes artífices de esta técnica, utilizada principalmente en el siglo XIX, James McNeill Whistler, Camille Pissarro y Paul Gauguin.

Degas, gran innovador en la forma y el contenido de sus obras, se distinguió a lo largo de su carrera por plasmar las imágenes urbanas de la sociedad que le rodeaba en París y que transcurría entre cafés o cuartos de baño.

Igualmente, las prostitutas son cotidianas en su obra y aparecen en la exposición con piezas como El cliente o El nombre de la Madamme.

La mujer en términos generales, como en otros casos de pintores impresionistas, es una constante en sus piezas, entre ellas sus icónicas bailarinas, con las que según Hauptman Degas buscaba "experimentar con el movimiento".

En la exposición se pueden ver Dos bailarinas, Bailarina en escenario con ramo o Clase de danza.

"A Degas le encantaba describir la sociedad urbana y el mundo a su alrededor, ya fuera un grupo de planchadoras o de prostitutas o coristas", afirmó la comisaria.

La muestra recorre de forma cronológica su obra, desde sus primeros experimentos en las décadas de 1850 y 1860, pasando por sus inicios en la técnica del monotipo, hasta sus últimos dibujos y grabados, la época de los mayores portentos técnicos del pintor.

El director del MoMA, Glenn D. Lowry, destacó el trabajo llevado a cabo por sus especialistas para reunir obras de hasta 89 dueños, la mitad coleccionistas privados y el resto instituciones públicas.

Degas, que nació en París en 1834, en un primer lugar dedicó todos sus esfuerzos a estudiar Derecho en la Sorbona, aunque pronto se dedicó a la pintura, su verdadera pasión.

Si bien Degas se considera como uno de los fundadores del Impresionismo, a menudo rechazaba esa etiqueta, pues prefería ser definido como "realista".

sc

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