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ana.pinon@eluniversal.com.mx
Una mirada femenina penetrante y una frase devastadora: “Yo fui violada a los 16 años por mi padre”. Los ojos se multiplican, al igual que las historias de mujeres que han sufrido violencia de género. Es la obra Resurgiendo, de la artista Yoko Ono, es una de las más recientes y en permanente construcción, que forma parte de la exposición Tierra de esperanza, inaugurada ayer en el Museo Memoria y Tolerancia.
La violencia es algo con lo que ha lidiado la artista japonesa. Un matrimonio fallido, un intento de suicidio, una estancia en un hospital psiquiátrico, una madre distante, discriminación; pero sobre todo ha cargado con el estigma de ser “la bruja mala” que destruyó al icono de una generación, The Beatles; por ser una “mala influencia” para una de las más grandes leyendas del rock, John Lennon.
“De mí se dijo hace 40 años que era una bruja, que no era buena, que no debía ser tratada ni como ser humano. Sé lo que se siente ser llamada una bruja, sé lo que se siente ser tratada así. No es para mí una sorpresa ese sentimiento. ¿Qué vamos a hacer las mujeres que hemos sentido eso? Darle poder y energía al mundo”, dice Ono en una conferencia de prensa.
A Ono le importa no sólo la violencia de género, también la que se vive día a día en el mundo y en países como México. De ahí que la curaduría haya contemplado una obra con una lectura local. La obra Pieza de mapas presenta mapas de los estados conflictivos en México, lo que motiva al público a reflexionar sobre la violencia en esos lugares. Los visitantes están invitados a tomar un sello que dice “Imagina la paz” para marcar esas regiones.
“Es un momento en el que todo el mundo está sufriendo por la violencia y no solamente en este país. En Estados Unidos la matanza es diaria y todo se vuelve muy insensible porque está pasando todo el tiempo”, dice.
Ono sonríe, incluso cuando hacen referencias a su edad, sabe que México es uno de los países más beatlémanos, dicho por el propio Paul McCartney. Ha percibido que en la audiencia, que la ha esperado por horas, hay admiradores. “Yo siento su energía y la agradezco, de eso se trata, de llenarnos de energía unos a otros, de unirnos, de sentirnos. Estoy aquí para darle poder y energía al mundo”.
La muestra reúne 19 obras de la artista considerada precursora del arte conceptual, el cine experimental y el performance; es una retrospectiva de Yoko Ono que permite conocer la evolución de la artista a lo largo de 50 años de trayectoria.
La más antigua data de 1953, Instrucciones, que, como muchas otras de sus piezas, se mantiene en constante creación. Se trata de aportaciones creativas al público. “Intenta no decir nada negativo sobre nadie. Durante tres días, durante 45 días, durante tres meses. Ve qué ocurre con tu vida”.
Yoko Ono, de casi 83 años de edad, es una artista pacifista, acaso utópica, pero es también una provocadora, una creadora que busca que el espectador no sólo se involucre con la pieza, sino que forme parte de ella.
Por ejemplo, Teléfono en asombro, una pieza de 1971 que consiste en que las personas se adentran en un laberinto transparente para llegar a un teléfono. El punto de partida es reflexionar acerca de cómo los obstáculos están ahí, todo el tiempo, aunque sean invisibles y a pesar de ello el ser humano es capaz de vencerlos.
Su discurso como figura pública y como artista es congruente con la obra que se podrá ver hasta el 29 de mayo. “Si digo que vine aquí a traer paz, es algo fuerte y fácil de decir, pero creo que nos podemos sumar para alcanzarla, como en otros países por los que también estoy preocupada”, dice.
Con las palabras, agrega, se pueden decir muchas cosas, pero lo que necesitamos no son solamente palabras, este es un momento en que necesitamos hacer cosas y cada uno de nosotros tenemos que ser activistas.
“Cuando digo que esta es una tierra de esperanza es porque no está completa, todavía no es perfecta, pero esperamos que lo sea. Y no sólo esperaremos, sino que vamos a crear un mundo mejor”, sostiene.
Son 50 años de trayectoria. A la distancia y con la sabiduría de la edad, cuenta que su esencia, como artista y como persona, se han mantenido intactas. “La gente no sabe que yo soy así, que soy Yoko Ono, nada más. Cuando me casé, mi esposo me quería mucho y yo no quería ofenderlo y dejé de hacer muchas cosas para no ofenderlo. Hoy me doy cuenta de que podíamos hacer cosas juntos, igual se iba a enojar, pero es condición humana. El hombre debe saber que el poder de la mujer es bueno para ellos. Las mujeres no deberíamos tener orgullo y pensar en que los hombres deben cargar con nuestras tareas; deberíamos entender que nosotras podemos preguntar si pueden ayudar y ellos pueden responder que sí. Así debería de moverse el mundo. Yo siempre he sido yo, siempre he sido así, sé que soy importante, pero la manera en cómo utilizo mi poder pudo ser diferente cuando era soltera y cuando me convertí en Yoko Ono de Lennon”.
Los organizadores pidieron que no se le preguntara a la artista sobre Lennon, pero su nombre, su legado está en la obra misma de Ono. En la muestra se aprecian videos en los que aparece el cantante, o en las Instrucciones “Sueña”, “Imagina”, “La guerra ha terminado”, que han colocado en parabuses de la ciudad. Posturas ante el mundo que, como pareja, se inventaron.
En esta visita también habrá una actividad en la Plaza de las Tres Culturas, en la que participarán vecinos de la zona; en el Metro Mixcoac, un homenaje a la mujer; una intervención de murales y grafiti, música y globos que simbolicen la paz, en una serie de actos que comprenden esta gran instalación en la Ciudad de México.