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Colima —El 11 de enero de 2002 Sergio “Tapiro” Velasco estaba en la laguna de Carrizalillo, a 12.5 kilómetros del Volcán de Colima, con una cámara Pentax K2, era de noche y tiró la primera de decenas de miles de fotografías que se han convertido en su proyecto de vida; 14 años después, desde el mismo sitio, captó la imagen que este año obtuvo el tercer lugar en la categoría de Naturaleza del World Press Potho.
“La noche del 13 de diciembre de 2015 hubo una erupción potente con una columna de ceniza alta de la que salió un rayo que golpeó el edificio volcánico; tomé esta foto en tres versiones distintas, la que salió mejor es una de ocho segundos, tomé otras dos con exposiciones de 30 segundos, pero cada situación es distinta y quien manipula la cámara es quien acierta o se equivoca. En este tipo de fotografía estás esperando que ocurra algo en un momento adecuado, y puedes regresar a casa decepcionado o feliz”, señala el fotógrafo.

Tapiro tiene hoy un restaurante en Carrizalillo, “Mirador del Volcán” se llama y es el sitio desde el que, muchos días y noches de la semana, tira fotografías: tres cámaras sobre tripiés apuntan directo al volcán, todas con diferentes dispositivos, lentes, encuadres y ajustes, a sus pies hay una bolsa de dormir...

“Comencé con el proyecto del volcán en 2002, luego de una etapa de duelo en mi vida y decidí que tomar fotos era una buena manera de escapar (…) Entonces trabajaba en el Museo Regional de Historia de Colima y al salir me venía todas las noches a tomar fotografías, era una forma de aislarme y estar sólo”, recuerda.

En 2004 Tapiro montó una pequeña exposición sobre el volcán: “Ahí vi que el tipo de fotos que yo hacía eran muy distintas a las que la gente hacía del volcán, había algo más, algo de investigación y búsqueda. En 2005 el volcán entró en una fase de actividad muy importante y ahí decidí que esto sería un proyecto de vida”.

–¿Cómo ha cambiado tu forma de trabajar y tomar fotos durante los años que llevas haciendo esto?

Trabajar en un proyecto a largo plazo te permite experimentar, equivocarte y aprender de esos errores. Con el fotoperiodismo aprendí que cuando anticipas la escena y conoces el tema que estás fotografiando, tienes más posibilidad de traer a casa una buena foto. Creo que los artistas al principio trabajan más con el instinto y menos con el cerebro pero con el tiempo empiezas a combinar ambas. He crecido y modificado mi manera de ver las cosas, sigo amando la naturaleza pero antes era pura pasión desbordada y ahora hay conocimiento. Cuando haces una fotografía con mucho amor y mucho conocimiento, tiene más posibilidades de persistir después de que tú dejes de existir.

¿Es más trabajo de paciencia o de suerte?

El volcán me ha enseñado a ser muy paciente, a reconocer lo infinitamente pequeños que somos... cada día es un día distinto, cada explosión que hace es diferente, por eso no me canso de fotografiarlo. Los fotógrafos sabemos que hay algo de suerte, que un fotógrafo sin suerte no es fotógrafo, pero si no persistes, insistes y estás ahí, te vas a perder de cosas. Sí, tengo suerte, pero tiene que ver también con la persistencia y la paciencia.

En julio de 2015 tomaste una fotografía de un gran flujo piroclástico y esa imagen prácticamente le dio la vuelta al mundo. ¿Ha sido tu experiencia más intensa con el volcán?

En 2005 también fotografíe un flujo piroclástico y quizá fue más riesgoso porque estaba cerca del cráter, pero la magnitud de lo que ocurrió en 2015 no tiene comparación.

Estar en un lugar alejado de una población, en una brecha y de repente ver cómo viene hacia ti una nube de ceniza que sube y sube y sube es realmente impresionante.

Ese día detuve la camioneta y comenzaron a caer pequeñas piedras, sobre nosotros; esta foto que le dio la vuelta al mundo fue una coincidencia porque yo no pensaba que pudiera ocurrir ese día un flujo así. La imagen es dantesca, parecía el día del juicio final; la tomamos el 10 de julio y la subí a mis redes sociales el 11 de julio, fue cuando se hizo viral.

¿Esperas un momento particular del volcán?

Estamos a más de 100 años de la erupción de 1913 y por los ciclos de este volcán se espera que pronto tenga otra gran erupción como aquella, eso estoy esperando. Mi foto es paisajística pero también documental, en las imágenes que subo a mis redes siempre les pongo la fecha y la hora para que quien quiera pueda consultar y tener una referencia, es una fotografía que puede tener muchos usos, es un pequeño granito de arena para que se conozca más de este lugar, que es un icono de la región. No soy quien más ha observado un volcán, pero creo que ningún fotógrafo está tan al pendiente de un volcán... dicen que los volcanes generar a su alrededor gente loca….

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