Artes visuales

Balthus y la introspección a 15 años de su muerte

Una exposición en Viena reúne unos 200 trabajos del pintor polaco-francés

El óleo "El juego de la paciencia" (1943) forma parte de la selección de obras provenientes de las más prestigiadas colecciones de arte públicas y privadas. (FOTO tomada de kunstforumwien.at)
18/02/2016 |00:30Notimex |
Redacción El Universal
Pendiente este autorVer perfil

Unos 200 trabajos artísticos, entre pinturas, dibujos y fotografías, provenientes de las más prestigiadas colecciones de arte públicas y privadas, conforman la retrospectiva que por primera vez exhibirá en Viena el arte del francés Balthasar Klossowski, Balthus.

Organizada por el Kunstforum Wien, la muestra es un homenaje al pintor, fallecido el 18 de febrero de 2001, y podrá ser visitada a partir del 24 de febrero y hasta el 19 de junio de este año, destaca el sitio de esa institución.

A Balthus se le conoce, principalmente, como pintor de escenas de interior con niñas que se encuentran en un estado, pareciera, de introspección, o de simple distracción, pintadas con una paleta dominada por colores terrosos. Otros elementos recurrentes en sus obras son los gatos y los espejos.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

El arte de Balthus refleja en sus escenas un aura un tanto mágica e incluso inquietante, sobre todo por el silencio, el ensimismamiento y el estatismo en el que se encuentran los personajes ahí representados.

Sobre el artista se puede afirmar que siempre estuvo al margen de los movimientos artísticos de su tiempo, de ahí que su obra se resista a ser clasificada, ya que desarrolló su estilo en medio de las corrientes surrealistas y abstractas.

Balthasar Klossowski de Rola, mejor conocido como Balthus, nació en París, Francia, el 29 de febrero de 1908; sus padres fueron pintores e intelectuales, muestra de ello es el trabajo biográfico que su padre hizo sobre el pintor realista Honoré Daumier (1808-1879), apunta la Tate Gallery de Londres.

En el seno de una familia aristocrática de origen ruso polaco, que siempre se vinculó con los círculos intelectuales y artísticos de la Ciudad a comienzos de siglo, Balthus aprendió de manera autodidacta, detalla, por su parte, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.

Balthus, quien pasó su vida entre Francia, Suiza e Italia, desarrolló su técnica y estilo gracias a otro pintor, Pierre Bonnard (1867-1947), quien le aconsejaba seguir las obras de los grandes maestros de la pintura como Giotto, Masaccio, Piero della Francesca, Ingres, entre otros. De ellos aprendió las nociones de volumen, geometría, perspectiva, luz y color.

El pintor que siempre se consideró artesano antes que artista publicó su primer libro de ilustraciones en 1919. Vivió el expresionismo alemán de cerca, ya que se mudó a Berlín después de la Primera Guerra Mundial.

Fue en 1924 cuando comenzó de lleno en la pintura, con paisajes de la ciudad, donde aún se podían notar características de la utilización de la técnica impresionista.

Posteriormente, los motivos de la pintura de Balthus fueron escenas de interiores domésticos, en donde existían dos o tres personajes. Y fue a partir de 1930 que sometió a los esos personajes a una progresiva abstracción anatómica de tipo geométrico.

Cuentan sus biógrafos que en 1934 celebró su primera exposición individual en París y fue a partir de ahí que despuntó como un artista reconocido.

Balthus sembró una estrecha amistad con los más destacados artistas y escritores del momento como el escultor Alberto Giacometti, el pintor André Derain y con los escritores Antonin Artaud, André Gide y Albert Camus.

De 1961 a 1977 fue director de la Academia de Francia en Roma, y durante ese período su pintura se aclaró y pretendió alcanzar el acabado de los frescos italianos del Renacimiento, que tanto estudió.

Además de pintor e ilustrador, trabajó como diseñador de escenografías para ballet, ópera y teatro y fue dibujante de caricaturas, sin olvidar que al comienzo de su carrera artística realizó esculturas en madera.

En 1962 viajó a Japón, lugar del que quedó maravillado por la cultura y paisajes, y fue ahí donde conoció a su segunda mujer, Setsuko, quien se convirtió en modelo de sus obras.

Dentro de sus obras más conocidas se encuentran el retrato de André Derain, el retrato de “Joan Miró y su hija Dolores”, “Thérèse soñando”, “Figura japonesa con espejo negro”, “Habitación turca”, “La Patience” (1943). “La Caserne” (1933) y “La Jupe blanche” (1937).

Sus obras han sido expuestas en el Museo Nacional de Arte Moderno de París, el Museo Metropolitano (Met) de Nueva York, el Municipal de Arte de Kiyoto, entre otros lugares, así como en la Bienal de Venecia donde se le hizo una retrospectiva en 1982, indica la Fundación Balthus.

rqm