El colombiano Fernando Botero lleva al Palacio de Exposiciones de Roma su "Viacrucis, la pasión de Cristo", una versión "libre y muy humana" del padecimiento de Jesús, que el artista aprovecha para hablar de temas "muy actuales, como la necesidad de misericordia".
La exposición, que podrá visitarse hasta mayo, la conforman 27 óleos de gran formato y 34 dibujos en los que Botero retrata la crucifixión y muerte de Jesucristo desde la tradición cristiana, tema que ha visto representado desde su infancia en Medellín.
Más tarde conocería las obras de los grandes pintores italianos, que tuvieron un gran peso en la obra del antioqueño, quien, en este caso, le da un toque personal y actual a las pinturas.
"No es un fiel retrato de la Historia Sagrada, sino que aprovecha la excusa del drama de la pasión de Cristo para hablar de temas muy actuales como la necesidad de misericordia y apoyo mutuo que esta historia trae consigo y que son tan válidos actualmente", explicó la comisaria jefa del Museo de Antioquia (Colombia), Nydia Gutiérrez.
En Viacrucis, Botero (Medellín, 1932) hace una "versión libre y muy humana, como de un seglar, desde un pintor que ha pintado la vida cotidiana de esta historia de la pasión de Cristo" agregó.
Además representa el drama en entornos que recuerdan el interior de las casas latinoamericanas, ante la presencia de militares con atuendos verdes, en vez de soldados romanos, que golpean a Jesucristo.
Escenas de los últimos días de Cristo, cuando fue hecho preso, condenado a muerte, crucificado y sepultado, con un estilo "volumétrico, colorido y contemporáneo", explicó la comisaria.
Esta serie de dibujos y óleos pertenece al Museo de Antioquía desde que en 2012, durante la celebración del 80 aniversario del pintor y escultor en Medellín, el maestro donó esta colección por la emoción que sintió en los actos que festejaban su cumpleaños.
Entre los cuadros expuestos destaca Crucifixión (2011), un óleo en tela que muestra a Jesucristo crucificado en pleno Central Park, de Nueva York, con algunos edificios representativos de la Gran Manzana como fondo.
La enormidad del cuerpo de Cristo no está determinada solo por sus dimensiones, sino por la notable diferencia de tamaño respecto a los peatones, representados de forma minúscula mientras pasean por los senderos del parque.
En este lienzo Botero sitúa a los pies de la cruz a una madre y su hijo que parecen estar contemplando la escena de la crucifixión mientras el resto de personas del fondo del lienzo continúan con sus actividades cotidianas.
"El Cristo de Botero es un Cristo muerto, con ojos cerrados que sugieren la idea de muerte, se acerca más a la idea de hombre torturado y ultrajado que a la de divinidad", explicó Gutiérrez.
Un Cristo humano y derrotado en vez de triunfante y divino que Botero enfatiza con el empleo de un color rojo degradado para las heridas y que centró los comentarios del público presente en la inauguración.
"El dolor y la muerte se unen en la figura de un Jesucristo moribundo y enfermo porque Botero se ha tomado la libertad de mezclar ciertas realidades latinoamericanas con temas bíblicos, de hecho los personajes de fondo llevan ropas actuales", detalló.
La serie fue presentada por primera vez en Nueva York, en 2011, donde recibió las primeras miradas del mundo y en 2015 fue expuesta en las Salas Duque de Montalto, del Palacio Real, en Palermo (Italia).
En 2013, el Viacrucis viajó al Museo del Canal Interoceánico de Panamá para la celebración de los 150 años de la ciudad, y a finales de 2014, fue presentada en Chile en la Corporación Cultural los Condes.
sc