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erica.aviles@eluniversal.com.mx
En una pequeña oficina blanca entre libros, reconocimientos y el cuadro Retrato de un joven, de Sandro Botticelli, donde se muestra un caso de artritis juvenil, labora el doctor Jorge Alcocer Varela, investigador emérito del departamento de inmunología y reumatología en el Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición, Salvador Zubirán, y Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015 en el campo de Ciencias Físico- Matemáticas y Naturales.
Por más de 40 años se ha dedicado con pasión a tres actividades: atender pacientes, apoyar y enseñar a alumnos de posgrado y realizar investigación. Aunque dice que se dedica a estas tres áreas con gusto, atender pacientes le resulta más gratificante pero “más duro emocionalmente”.
Alcocer Varela obtuvo el galardón por su trayectoria e investigaciones en el área de inmunología y reumatología, en particular por el estudio de las células del sistema inmune. “Esta investigación es muy importante porque no sólo nos defienden de infecciones o virus, sino también tiene relación con cuatro de cada 10 enfermedades que sufren los seres humanos. Tienen que ver con el cáncer, con enfermedades genéticas”, comenta.
El galardón, confiesa, lo tomó por sorpresa en medio de las circunstancias que vive el país. “Sentí que el jurado calificador no se iba a ocupar de darle esta distinción a alguien que ha dedicado ya cuatro décadas a conocer asuntos muy puntuales a nivel científico ligado a escudriñar un grupo de células de nuestro organismo que se encarga de ver cómo nos defendemos ante los agentes extraños del medio ambiente, o sea, el sistema inmune”.
Dijo que el reconocimiento debe dedicarse a dos vertientes que casi no se toman en cuenta: el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición y la UNAM, fundamentales en estos estudios; pero también a los pacientes y los alumnos, estos últimos que se suman con ideas frescas y preguntas.
Salud y ciencia en México. Sobre el estado de la salud en el país, Alcocer Varela comentó que “la OCDE dice que México tiene rezago en salud, esto por el número de médicos y enfermeras; pero también por una mala orientación sobre qué médico necesitamos. Estoy consciente en esta fase de mi vida que los médicos que necesitamos, que se generan en las más de cien universidades, no son los que requerimos en forma urgente. Necesitamos médicos con capacidad científica adecuada, con una formación clínica de primer nivel pero orientados a tomar en sus manos la salud de las comunidades, los problemas directos”.
Además, señala que los futuros médicos no deben seguir el “canto de las sirenas”, ese que dice “ándale, métete a un área donde haya dinero, donde valga más tu presencia, donde tengas cinco o 10 años de súper especialización”. Dice que esto último es importante, pero para una minoría, la mayoría tiene que orientarse en otra forma.
Y agrega que muchas universidades forman administradores de hospitales e invitan a los estudiantes hacia la salud de sus comunidades ya que las enfermedades complejas se pueden disminuir si se hace un buen diagnóstico desde el inicio de la enfermedad.
El Premio Nacional también afirma que la investigación científica en México tiene grandes obstáculos. “Hace más de 20 años en mis publicaciones dije que la investigación en México tenía enemigos y curiosamente, 20, 30 años después, sigue habiendo enemigos de la investigación, uno de ellos es que no podemos contar con la agilidad del sistema para que se de facilidad de material. Si un reactivo aquí en México lo necesitamos para poder continuar con nuestros estudios, pasan semanas o meses para poderlo obtener”.
Otro factor es el dinero. “El día de la entrega de los premios, al señor presidente Enrique Peña Nieto le dije que yo recibía el galardón con mucho gusto con la responsabilidad y seguridad de que él seguiría apoyando la investigación en México, y me contestó que efectivamente, que a pesar de los problemas del país se le ha dado este apoyo. Esperemos que así siga”.
Hay otros problemas más simples y secundarios: que se vaya la luz; y uno más complicado: la burocracia y que los programas de investigación cambien por sexenio.