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Un conocido falsificador británico afirmó ser el autor de la pintura La Bella Principessa, un lienzo descubierto en 1998 considerado por algunos expertos “una obra maestra” de Leonardo da Vinci, publicaron medios británicos.
Shaun Greenhalgh, sentenciado a cuatro años y ocho meses de cárcel en 2007 por otras falsificaciones, sostiene que la mujer que aparece de perfil en la supuesta obra de Leonardo es en realidad Sally, una de las compañeras con las que trabajó en un supermercado de Bolton, Inglaterra, en la década de los 70.
Greenhalgh, de 54 años, vendió entre 1989 y 2006 una estatuilla falsa de una princesa egipcia y diversas réplicas de esculturas de Paul Gauguin y antigüedades romanas, entre otras piezas, con lo que ganó cerca de un millón de libras (1.42 millones de euros).
En 2010, el profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Oxford, Martin Kemp, publicó el libro La Bella Principessa: la historia de la nueva obra maestra de Leonardo da Vinci, en el que aseguraba la autoría del maestro florentino.
Greenhalgh contradijo el juicio de Kemp, uno de los expertos en Da Vinci con mayor autoridad en el mundo académico.
“Dibujé esa obra en 1978, cuando trabajaba en el (supermercado) Co-op. La modelo era una chica llamada Sally que trabajaba de cajera. A pesar de su posición humilde, era bastante autoritaria y se daba mucha importancia a sí misma”, relató el falsificador, según el tabloide Daily Mail.
El pintor asegura que utilizó como lienzo una antigua escritura de propiedad, fechada en 1587, que estaba fabricada con el mismo tipo de materiales que utilizaba Da Vinci.
Para falsificar la tinta, habría utilizado pigmentos mezclados por él a partir de carbón de leña de árboles centenarios.
La procedencia de La Bella Principessa permanece incierta, dado que la obra no salió a la luz hasta 1998, cuando fue vendida en la casa de subastas Christie's de Nueva York por 14.500 libras (20.500 euros).
Los expertos de Christie's, sin embargo, catalogaron entonces el retrato como una copia del estilo de Da Vinci elaborada en Alemania en el siglo XIX.
Desde 2007, la obra pertenece a un coleccionista canadiense que defiende la autoría del genio italiano, una tesis que corroboró en 2010 el profesor emérito de Oxford.
Kemp argumentó que la técnica, los detalles, los materiales y la figura del retrato son consistentes con un cuadro de Leonardo, y señaló que hay una huella en una de las esquinas de la obra que concuerda con otra similar hallada en un dibujo sin terminar de San Jerónimo que pertenece al florentino.