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El artista callejero conocido como El Sexto fue puesto en libertad el martes después de 10 meses de prisión por intentar soltar dos cerdos con los nombres pintados de Raúl y Fidel, una alusión a los nombres del actual presidente y al del líder histórico de la isla.
El caso fue abrazado por grupos internacionales, que lo consideraron un indicio de la intolerancia gubernamental y por opositores que lo mostraron como un ejemplo de que el modelo isleño no cambió pese a un proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos cuyos nexos se rompieron hace cinco décadas debido a la presión de Washington para que la nación caribeña modificara su sistema político.
Danilo Maldonado, un autodidacta de 33 años y que usa como pseudónimo El Sexto para firmar sus grafitis, fue dejado el martes por la mañana por un automóvil de la Policía frente a su casa en un populoso barrio de la capital.
"Me liberaron gracias a la presión que se hizo en los medios (de prensa extranjeros) y a muchas personas que en todo momento me mencionaron", dijo Maldonado. "Esta es una victoria sencillamente porque estoy libre", manifestó a periodistas que llegaron a su casa.
Maldonado fue arrestado el 25 de diciembre, cuando se dirigía con dos cerdos pintados de verde y con los nombres de "Fidel" y "Raúl" --sin apellido-- con letras rojas en sus lomos, hacia un parque capitalino. La policía le impuso el cargo de desacato considerándolo una obvia alusión a los hermanos Castro, el actual presidente y el ex gobernante.
Vestido con un pantalón corto color gris, unas zapatillas deportivas y una camiseta verde, Maldonado dijo que ahora desea viajar.
"Quiero conectarme con las personas que se preocuparon. Hacer exposiciones en Miami, estar cerca de las personas que piensan como yo, de las personas del exilio", dijo Maldonado, quien poco antes indicó que sin previo aviso por la mañana los uniformados le indicaron que recogiera sus cosas y los siguiera para finalmente liberarlo.
Amnistía Internacional lo adoptó hace unas semanas como el único preso de conciencia en la isla y su arresto se caracterizó como una limitación a la libertad de expresión.
Según el Código Penal vigente, la figura de desacato alcanza a quien "amenace, calumnie, difame, insulte, injurie o de cualquier modo ultraje u ofenda, de palabra o por escrito, en su dignidad o decoro" a los funcionarios públicos o agentes y tiene como agravante que los mismos se realicen contra el presidente, los miembros el Consejo de Estado o ministros y diputados.
La sanción prevista es de "privación de la libertad de uno a tres años", especificó la norma cubana.
La figura de desacato suele ser cuestionada por activistas y juristas en muchos países de América Latina. En algunos no existe como en Ecuador y en otros se la eliminó recientemente como Guatemala y Argentina, sin embargo en un tercer grupo como República Dominicana, Uruguay y El Salvador se mantiene firme.
"Estamos muy contentos de saber que, al final, fue puesto en libertad", dijo Robin Guittard, activista para el Caribe de Amnistía Internacional. "No es más que un artista que trataba de hacer una demostración de arte, usar su legítimo derecho a la libertad de expresión. Eso nunca debía llevar a la gente a ser enviada a la cárcel. Esto es un recordatorio muy frío de lo que es la situación de la libertad de expresión hoy en Cuba".
Maldonado, quien no era muy conocido internacionalmente antes de ser preso en 2014, recibió en abril el Premio Internacional Vaclav Havel para la Creación Disidente de la Fundación de los Derechos Humanos, con sede en Nueva York.
rqm