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El papel femenino en la fotografía a lo largo de la historia protagoniza la doble exposición "¿Quién tiene miedo de las mujeres fotógrafas?", presentada hoy en el Museo de Orsay de París y en el de la Orangerie.
Integrada por 165 retratistas, algunas muy célebres, como la anglosajona Anna Atkins, autora del primer libro ilustrado con fotografías, la muestra recoge en su primera parte las instantáneas tomadas desde 1839 hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, 1919.
La segunda secuencia, con sede en el Museo de Orsay, ilustra la evolución entre las dos grandes contiendas mundiales, hasta 1945.
Frances Benjamin Jonhston y Cristina Broom, ambas pioneras fotoperiodistas, son otras grandes artistas de la esfera anglosajona incluidas en la exhibición.
La Orangerie, donde comienza el recorrido, explora la relación de la mujer con la fotografía, más allá de toda convención social, en un marco decimonónico en el que el hombre ocupaba un lugar absolutamente privilegiado y donde lo considerado femenino estaba ligado al ámbito privado y lo romántico.
Escenas de la vida cotidiana, de la vida burguesa en los salones, escenarios campestres, paisajes y representaciones bíblicas abundan en la creación fotográfica femenina de ese primer período, hasta que, poco a poco, la mujer se fue abriendo nuevos caminos y empezó a cuestionar los estereotipos de género.
Comenzaron a surgir así representaciones críticas de la institución matrimonial, mientras avanzaba la lucha por la emancipación de la mujer y aparecía una profunda reflexión identitaria, deseosa de reafirmación y de ruptura con lo establecido.
Las fotógrafas captan mujeres fumando, paseando en bicicleta o llevando pantalones, en busca de voz y voto, en un momento en el que la reclamación del sufragio femenino es cada vez más poderosa.
Con la inclusión en la vida pública y política, fotografías como "Mujeres sufragistas en la exposición de la mujer, en Knightsbridge (Londres), en mayo de 1901", de Christina Broom, evidencian ese momento de grandes cambios.
El erotismo, la sensualidad del cuerpo desnudo, la exploración del género con instantáneas como "Mills Thompson travesti", de la estadounidense Benjamin Johnston, marcan la nueva etapa, a principios del XX, cuando la mujer comienza también a hacer fotos de viajes e imágenes bélicas y a retratar soldados en combate.
En esta recopilación, el autorretrato se convierte en protagonista de imágenes sobre las propias autoras, visiblemente modernas, rompiendo cánones, portando sus cámaras como una vindicación, posando desnudas o desafiando al objetivo con cortes de pelo a lo "garçon".
Aunque reúne obras de numerosas fotógrafas anglosajonas, porque "han tenido muchísimo peso en este campo", la exposición "enfoca a Francia, porque, hasta ahora, no se había organizado nada aquí sobre este tema", dijo su comisario científico, Thomas Galifot.
Los archivos nacionales de varios países y la prensa de la época, son las principales fuentes de las que se nutre la exhibición, donde se proyectan también películas de mujeres cineastas que intentaron utilizar la ficción para cambiar la sociedad y promover la paz entre los pueblos, como Madeline Brandeis.
Dada la extrema fragilidad y la variada procedencia de las obras, la exposición no podrá viajar y su propuesta solo podrá contemplarse en los dos museos parisienses hasta el próximo 24 de enero, subrayó Galifot.
rqm