"Pensaban que era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté sueños, sólo pinté mi propia realidad", es la frase de la artista mexicana Frida Kahlo que protagoniza junto a otras mujeres surrealistas desde este domingo en Sao Paulo una exposición inédita en la escena cultural brasileña.
El "tesoro mexicano", como también es llamada Kahlo, no sólo fue inmortalizada por su reconocida imagen con flores en el cabello y cejas gruesas sino también por una obra que traduce sentimientos sobre la relación entre su historia de vida y sus pinturas.
Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón (1907-1954) se tornó en un icono pop y surrealista, convivió con grandes artistas de su época, creó una identidad a través de la indumentaria regional mexicana con ropas coloreadas y sigue como un fetiche femenino que simboliza autenticidad e independencia en medio de controversias.
Esas contradicciones, importadas por la artista en una cantidad de obras no muy grande (143), pero intensamente trabajadas en sus 47 años de vida, llegan por primera vez a Brasil con una muestra que reúne no solo las réplicas de las pinturas sino también souvenires y camisetas de la mujer símbolo del feminismo latinoamericano.
El Instituto Tomie Otake acogerá hasta el 16 de enero la muestra "Frida Kahlo-Conexiones entre mujeres surrealistas en México" con veinte pinturas y diez cartas de la artista que resumen sus facetas de amante, enamorada, de la alegría mexicana en contacto con la naturaleza, la rebeldía y el surrealismo que la identificaron.
"Frida creó un estilo e identidad propios. Algo completamente innovador en su obra es que ella se apropió de la pintura para crear una narrativa autobiográfica que rompió completamente la línea que divide lo público y lo privado", declaró Teresa Arcq, la comisaria mexicana de la exposición.
Para Arcq, la obra de Kahlo "habla de vivencias y sentimientos comunes a cualquier ser humano que no necesariamente están vinculadas a un momento histórico o a la política, sino a experiencias de vida que son universales".
"La figura de Frida es muy compleja, pues hay muchas Fridas diferentes", subrayó la comisaria, quien destacó que la muestra busca exponer al público brasileño a la artista como "una mujer libre y gran creadora que tuvo influencia en la vida de otras artistas y mujeres".
El surrealismo de la obra de Kahlo conquistó las más importantes galerías de arte de Nueva York y de París y a pesar de ella no aceptar ese rótulo de "surrealista", influyó en las mujeres de vanguardia de ese movimiento entre 1930 y 1950 que la tomaron como referencia.
Por eso la exposición en Brasil también recopila el trabajo de Arcq que investigó en su país la influencia de Kahlo en otras artistas surrealistas como Remedios Varo y Eleonora Carrington.
La lectura de las contradicciones de Kahlo se puede hacer en cuatro obras: El abrazo de amor del universo, la tierra, Diego, yo y el señor Xólotl, Diego en mi pensamiento y la litográfica Frida y el aborto.
En Brasil se exhibirán también diez autorretratos de los 55 que pintó y exploran fases como los tres abortos y el amor enfermizo por el muralista Diego Rivera, por el que deja salir su faceta de esposa celosa y sufrida, que contrasta con el ímpetu de la contracultura o de la bisexualidad que el pintor aceptaba.
La muestra, igualmente, reúne imágenes famosas de Kahlo hechas por Nickolas Murray, otro de sus amores; además de retratos íntimos en las lentes de Bernard Silberstein, Martin Munkácsi y Héctor García.
La única pieza de Rivera excluida en la exposición fue el dibujo Desnudo, en el que el pintor representa a su esposa desnuda, pero sin trazos de erotismo o perfección y que se cuenta no era del agrado de Kahlo porque, a su juicio, escondía los problemas de salud que ella nunca ocultó para sus admiradores.
sc