James Smithson (1756-1829) fue un químico británico que, en el crepúsculo de su vida, legó su fortuna a EU para fundar un centro "para aumentar y difundir el conocimiento entre los hombres" que acabó convirtiéndose en la Institución Smithsonian de Washington, el mayor complejo museístico del mundo.

Fan Jianchuan ni ha conseguido su patrimonio gracias a la ciencia ni ha esperado al final de sus días para encargar a otros el cumplimiento de su sueño, si no que este magnate del ladrillo de 57 años se ha propuesto construir una versión china del Smithsonian que va camino de superar al original.

Fue inaugurado el 15 de agosto de 2005 en la localidad de Anren (Sichuan, China) y en apenas una década se ha expandido hasta formar un complejo que cuenta con 25 pabellones, que en número ya superan a los 19 museos del Smithsonian, aunque la institución estadounidense también tiene nueve centros de investigación y un zoo.

"Fan tiene pensado llegar a los 30 pabellones, que en realidad ya están construidos, pero falta el dinero para hacer las exposiciones" , explica  Huang Yi, portavoz del Clúster de Museos Jianchuan, el complejo creado con la inversión de Fan y que recibe también su nombre de pila.

"Su sueño es construir 100 pabellones, porque quiere hacer una cadena de museos que se reparta en varios puntos del país, pero para eso hace falta la colaboración de otras ciudades" , añade Huang.

Con unos fondos de aproximadamente ocho millones de objetos, todos ellos procedentes de la colección privada de Fan, los museos de este complejo, que abarca 33 hectáreas, ofrecen un recorrido por la historia reciente de China y por las costumbres de sus gentes.

Si el Smithsonian tiene museos de Historia Americana, de los Indios Americanos o del Aire y el Espacio, el Clúster de Museos Jianchuan está repartido en cuatro grandes secciones que abarcan la historia de la China comunista, la Segunda Guerra Sinojaponesa (1937-1945) , el terremoto de Sichuan de 2008 y el folclore chino.

Al ser de propiedad privada, el complejo museístico de Fan se permite indagar en capítulos de la historia que han quedado borrosos o minimizados en el relato oficial, como la Revolución Cultural (1966-1976) , durante la cual millones de personas fueron forzadas a vivir lejos de sus hogares y en duras condiciones.

Otro polémico episodio que se expone en profundidad es el terremoto de 8 grados en la escala de Richter, que provocó más de 90 mil muertes en la provincia china de Sichuan, donde se encuentra el complejo impulsado por Fan, cuando el país ultimaba los preparativos para los JJOO de Pekín 2008.

Además, su fundador está buscando las piezas de exposición que le faltan para completar exposiciones nuevas sobre problemas actuales como las dificultosas condiciones de vida de los trabajadores inmigrantes o los escándalos por la falta de seguridad alimentaria.

Fan dejó hace una década el negocio inmobiliario, al que se había dedicado tras una primera experiencia en la política que le llevó a ser vicealcalde de la ciudad de Yibin (Sichuan, China) .
Como promotor inmobiliario, aprovechó los años dorados del sector para enriquecerse y ampliar su colección personal y ahora muestra al público y trata de sacar rédito a esa inversión que calcula en unos 2.000 millones de yuanes (330 millones de dólares, 300 millones de euros) .

"Ningún museo es rentable. El ingreso de las entradas puede cubrir los gastos de mantenimiento y el salario de los empleados, pero no más cosas. Fan tiene que hacer de todo para ganar dinero y ampliar el museo" , dice la portavoz del complejo.

Aunque las intenciones de este magnate de la construcción reconvertido en hombre de museos no son únicamente monetarias.

Huang asegura que Fan ya tiene escrito en su testamento que, cuando fallezca, cederá los museos y sus fondos al Gobierno chino para que la apuesta por difundir el conocimiento que ha puesto en marcha en vida no se pierda con su muerte.

cvtp

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