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El 12 de julio en la madrugada, cinco hombres armados ingresaron a la fuerza a las oficinas administrativas de una urbanización en Manzanillo, en la isla de Margarita. Los delincuentes amarraron a los vigilantes para robar los objetos de valor que se encontraran en el camino. Se llevaron computadoras, televisores, impresoras y reproductores de video. Lo usual en este tipo de casos.
En pleno atraco se toparon con tres cajas grandes perfectamente selladas que, sin saber su contenido, decidieron incluir en el botín. Ahí dentro reposaban cerca de 30 obras de la artista plástico Nela Ochoa, que formarían parte de una exposición individual que realizará en el Centro Cultural Chacao a finales de septiembre.
“Tengo más de dos años preparando esta exposición. A principios del mes pasado tuve que salir de viaje, pero antes de irme embalé varias de las piezas que enviaría a Caracas. Pedí permiso para dejar las cosas en unas oficinas del condominio. Solo se llevaron estas tres cajas. El resto de las obras las dejaron ahí”, contó la artista.
A Ochoa le gusta hurgar en el universo genético en sus trabajos. La instalación "Desentierro" forma parte de este curioso interés creativo. Una pieza vital dentro de su trayectoria, que contiene láminas de látex con marcadores de su ADN, sacado de una serie de pruebas que se realizó en un laboratorio en el año 2000. Un autorretrato que expuso por primera vez en la Bienal Barro de América en Sao Paulo, en 2001. La obra fue valorada años después en 10 mil dólares. Es una de las piezas robadas.
“Es un trabajo que no puedo repetir porque el único laboratorio que imprimía en láminas de látex quedaba en Valencia y cerró por falta de materia prima. La situación es frustrante. Hubo días en que pensé posponer la fecha o suspender la exposición. Pero decidí meterle el pecho al asunto y salir adelante con la muestra. En el caso de la instalación "Desentierro", que mide siete metros de alto, voy a recrearla en una de las paredes de la sala, la dibujaré a mano”, indicó la creadora.
La muestra se inaugura el 20 de septiembre. Llevará por nombre "Pospretérito", que inevitablemente remite a la imagen de ese futuro negado en que quedaron las piezas hurtadas.
El escritor Antonio López Ortega, esposo de la artista, hizo público el suceso en la columna de opinión que publica en el diario El Sol de Margarita: "Son piezas pequeñas, casi objetos conceptuales, difíciles de entender fuera del marco de una exposición para la que estaban destinadas, que deberá abrir contra viento y marea. También conviene decir que el valor de esas piezas es nulo fuera del contexto en el que fueron pensadas. En síntesis, los sujetos no verán en esas cajas más que pacotilla coloreada".
Y sí, "Pospretérito" se mantiene, a pesar de este insólito robo. Estará integrada por otras tantas obras, de varios momentos de la artista, que van acordes con el tema de la muestra. "Muchas no se han visto en Venezuela, algunas las trasladaron de una galería de Bogotá. Es difícil indicar el valor de las piezas que se llevaron. No van a poder venderlas. Lo más triste es que las boten en un basurero para no dejar evidencia", señaló Ochoa.
sc