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En unas salas remodeladas, con una nueva distribución y con iluminación led, los cartones para tapices de Goya lucen en todo su esplendor en el Museo del Prado en un espacio en el que adquiere especial importancia "La era", cartón fundamental que ha sido restaurado.
Unas obras de remodelación necesarias en los espacios en que se muestran los cartones de Goya así como la pintura española del siglo XVIII, que durante los trabajos formaron parte de la exposición "Goya en Madrid", que fue visitada por 630 mil personas.
Sin embargo, por sus dimensiones, 2,76 x 6,41 metros, "La era" no fue incluida en esa exposición, aunque también se realizaron trabajos de restauración en la sala en la que se exhibe habitualmente.
La renovación de estas salas forma parte del programa "La Colección. La otra ampliación" (programa de reordenación y ampliación de colecciones), incluido como proyecto prioritario dentro del plan de actuación 2013-2016 del Prado.
La nueva distribución de las pinturas permite al visitante apreciarlas con mayor perspectiva, así como iluminadas con el moderno sistema de luminarias led, una actuación que se incluye en el proyecto financiado por Iberdrola, que también ha colaborado en la restauración de "La era".
Manuel Mena, jefe de Conservación del siglo XVIII y Goya del Prado, destacó entre las novedades la incorporación de algunas obras de Mengs, "artista al que Goya admiraba", al discurso de la pintura cortesana española del XVIII presentado en estas salas, así como la exhibición de algunas adquisiciones recientes.
En su opinión, los cartones, para Goya, fueron más allá de ser puramente composiciones preparatorias para la creación de tapices, como revela el esfuerzo creativo y técnico que supusieron esas pinturas.
Por eso, la nueva distribución facilita contemplar las obras desde una distancia mayor, desvelando la maestría del pintor aragonés en la consecución del espacio y su capacidad de variación continua en el juego compositivo, siempre distinto y atractivo, de sus figuras.
Una distribución que también favorece la posibilidad de observar "cómo el artista se ha inspirado en muchos de sus temas en pinturas y asuntos que ya estaban en las colecciones reales", así como en las esculturas de la antigüedad clásica.
Para la conservadora, la exposición "Goya en Madrid" fue determinante porque de ella se sacó mucha información y la disposición de las obras en la exposición proporcionó la oportunidad "de ver los cartones de forma muy diferente".
"Las salas de Goya ahora nos envuelven y nos rodean completamente". "Se mire donde se mire está Goya, y la pintura del XVIII aparece como una compañera de los cartones", explicó.
Desde el primer momento, el visitante puede contemplar tres de las obras más especiales de Goya, "La cometa", "Juego de pelota a pala" y "La era", recién restaurada y con un nuevo cuadro de madera dorada.
De la pintura han desaparecido los barnices oxidados que le daban una tonalidad apagada y oscura. Como su estado de conservación era bueno, según la restauradora Almudena Sánchez, el principal objetivo fue la eliminación de las densas capas de barniz oxidado que ensombrecían la riqueza cromática de la pintura, ocultando la gran variedad de recursos técnicos característicos del genial artista.
La limpieza del cuadro ha permitido recuperar el cielo azul intenso, brillante y transparente característico de los cartones de Goya. Al descubierto ha quedado la luz del verano con nubes claras, al tiempo que son visibles en el otro extremo las nubes grises que anuncian tormenta.
Los rostros enrojecidos de los hombres que caen exhaustos por la risa o el del pobre individuo al que sus compañeros emborrachan con vino han recuperado la intensidad de los tonos y la fuerza expresiva con los que Goya narra los hechos.
La restauración desvela la técnica pictórica sutil y compleja que había alcanzado Goya en esa fase de su carrera, impartiendo en este cuadro una auténtica lección de pintura y que es para el director del Prado, Miguel Zugaza, "una de las grandes obras de la serie".
El director agradeció el trabajo de los restauradores así como el de Manuel Mena y su equipo, que han hecho un gran esfuerzo durante los dos últimos años "por liberar de los corsés historiográficos" a los que se somete a los artistas y, en este caso, a Goya.
rqm