Con diversas actividades será recordado aquí el artista plástico mexicano Gunther Gerzso (1915-2000), en el centenario de su nacimiento, entre ellas, una mesa redonda, el 17 de junio, en la que se ponderará su faceta como escenógrafo, la cual fue una de sus pasiones.
En esta mesa participarán el cineasta Jaime García, el curador del Museo de Arte Carrillo Gil, Carlos Palacios Velo, la investigadora Dina Comisarenco Mirkin, la subdirectora de exposiciones internacionales del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Mariana Sainz.
Como parte de las actividades en su honor también se presentará un libro dedicado al trabajo de Gerzso en el teatro y el cine, coeditado por Turner y la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, con la investigación y curaduría de Itala Schmelz y Mariana Sainz, y ensayos de Rita Eder, Elisa Lozano y Salomón Grimberg.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Museo de Arte Carrillo Gil se unirá a la conmemoración con la muestra "Razón de ser. Obras emblemáticas de la Colección Carrillo Gil", en la que se incluyen siete piezas de Gerzso, como "La torre" (1955) y "La Guerra de Troya" (1959).
Sobre la mesa redonda, el INBA recordó que Gerzso -de ascendencia húngaro-alemana, es reconocido como pintor, escultor y parte del movimiento conocido como la Ruptura, pero poco se ha dicho de que tras el telón y las cámaras ejerció una de sus grandes pasiones: la escenografía.
En ese sentido, Mariana Sainz recordó que la labor escenográfica de Gerzso no es tan conocida como la plástica debido a que lo tomó como un trabajo de día. "Era su sustento. No lo trataba de esconder, pero tampoco le daba mucha difusión".
Para la funcionaria, Gerzso "pertenece a la pléyade de artistas que realizaron escenografía, como Leonora Carrington o Rufino Tamayo. Sin embargo, hay dos diferencias fundamentales: Gerzso fue escenógrafo antes que artista y su trabajo escenográfico de cine lo compartió con pocos artistas plásticos, porque la mayoría eran más de teatro.
También sobre el tema, Jaime García consideró que desde el cine, no se le ha reconocido lo suficiente, no obstante que, de manera honoraria, se le otorgaron dos premios Ariel, uno en 1994 y otro en 2000.
"El cine fue una de sus grandes pasiones. Él me contó que se imaginaba más como director de cine, pero acabó como artista plástico. Quizá fue en la escenografía donde encontró una manera de conjuntar varios intereses: la pintura, el grabado, el cine, la música: era un gran melómano.
"Tenía mucho dominio del espacio. De hecho, en el ámbito cinematográfico le decían ingeniero -lo cual le daba mucha risa-, porque su dominio del trazo parecía más de un técnico que de un artista", recordó el cineasta, quien destacó la participación de Gerzso en el cine, con más de 200 películas.
Lamentablemente, reconoció, el artista tuvo más reconocimiento en el extranjero que en México, de hecho, refirió, "de Hollywood lo llamaron varias veces, y la última película que hizo de corte internacional fue Bajo el volcán de John Huston".
Para García, "todavía no se ha consolidado el impacto de su trabajo en la creación del imaginario colectivo de lo que somos como nación, porque es un área que no fue construida solamente por los cinefotógrafos en la época de oro del cine mexicano, sino también por los escenógrafos. Al final de cuentas, el escenógrafo es quien le pone al fotógrafo lo que debe de capturar", concluyó.
rqm