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Conservadas en gran parte en Italia, en museos, monumentos y edificios, las obras de arte de Miguel Ángel Buonarroti (1475-1564) siguen siendo motivo de admiración y han influido a artistas de todo el mundo hace cinco siglos.
La Sala Nacional del Palacio de Bellas Artes se ha dispuesto para exhibir 29 obras originales suyas, junto a 45 obras de artistas de su tiempo, réplicas de varias de sus obras maestras, y piezas de artistas de la Nueva España y del México Independiente que, a pesar de la distancia física y temporal, quisieron recuperar sus creaciones.
Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos se inaugura mañana junto a la exposición Leonardo da Vinci y la idea de la belleza; ambas muestras abren al público el viernes.
La exposición con las obras de Miguel Ángel fue presentada ayer a los medios de comunicación. Incluye dibujos, pinturas, esculturas, estudios y libros. En los dos extremos de la muestra se ubican dos grandes esculturas del artista italiano, el Cristo Portacroce o Cristo Giustiniani (cuyo rostro no concluyó porque encontró una veta negra en el mármol blanco, y fue terminado por otro artista) y el David-Apolo (que se cree hace referencia a su gran obra David dado que en la parte inferior hay una protuberancia que podría ser del gigante Goliat, pero otros dicen que es Apolo por la actitud de tomar una flecha de la espalda).
En medio de éstas se encuentran dibujos que, con las dos esculturas, son las joyas de la exposición. Son bocetos preparatorios, como el de El juicio final, un pequeño dibujo a lápiz, casi invisible que, de acuerdo con el curador italiano Franceso Buranelli, es la primera idea que Miguel Ángel tuvo del Juicio Final, en la cual ya se nota el proyecto definitivo, aunque no en todos los detalles, del mural que decora el ábside de la Capilla Sixtina. En el recorrido se encuentran también otros estudios para su magna obra, por ejemplo el Estudio para el Adán de la Expulsión del paraíso o estudios de piernas para la bóveda de la Sixtina.
Las obras originales están “enmarcadas” por piezas de artistas mexicanos que, de acuerdo con el concepto curatorial, se vieron influidos o buscaron recuperar las enseñanzas de aquel artista del Renacimiento.
El visitante se encontrará con réplicas, como una sobresaliente obra del siglo XVII que reproduce La Piedad , y una Madonna de la scala, hecha a partir de Miguel Ángel en 1566; podrá ver un retrato del renacentista, de 1535, atribuido a Marcello Venusti. Otras de las grandes obras son una pintura de Lorenzo de Medici, de Giogio Vasari, y una de Rafael Sanzio.
La muestra es de gran trascendencia porque “presentamos el momento cultural más importante que vivió Italia a través de los artistas más famosos del Renacimiento”, comentó Buranelli, ex director de los Museos Vaticanos, curador de la exhibición junto con Luis Javier Cuesta y profesor de la Universidad Iberoamericana.
En palabras del curador italiano, la intención de la exposición es crear un recorrido a través de “flashes” sobre las piedras angulares de la vida de Miguel Ángel que dan cuenta de su arte.
Aunque no están aquí obras emblemáticas, estas piezas son ejemplo de una creación que abarcó dibujo, arquitectura, escultura y pintura.
Sobre lo que distingue el arte de Miguel Angel, Buranelli contextualizó que una vez que Italia salió de la Edad Media, vino una etapa humanista en donde había una representación de la naturaleza y de la realidad muy perfecta, pero sin alma. “Miguel Ángel hizo hablar el alma, le sacó al personaje su pasión”.
Agregó que obras como el Juicio Final siguen siendo contemporáneas 400 años después. “Los críticos decían que logra sacar a las personas el furor y la pasión que vive en nosotros”. La muestra estará abierta hasta septiembre.