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En noviembre del 2013, en su primera edición, el Festival Internacional de las Luces México (FILUX) convocó a cientos de transeúntes en la explanada del Palacio de Bellas Artes, algunos con noción de lo que iban a ver, algunos otros atraídos súbitamente por las proyecciones sicodélicas o las aparentes deformaciones de la fachada del recinto, obra del artista franco-argentino Miguel Chevalier.
No se trata de la primera vez que los capitalinos experimentan de manera monumental el impacto visual que genera el mapping. Se hizo durante las celebraciones del Bicentenario de la Independencia de México y se han llevado a cabo exposiciones en museos y galerías de arte contemporáneo, durante festivales musicales o como parte de una Noche de Museos; es una disciplina visual consolidada y con grandes exponentes en todo el mundo.
Este año se repitió el ejercicio, pero ahora con una obra inédita del artista húngaro Laszlo Bordos, quien estrenó anoche una pieza fundamentada en luces monocromáticas, líneas inquietas, puntos que caen como copos de nueve sobre la fachada de mármol de Bellas Artes, que parecieran querer deformar, como una estructura blanda daliniana, al máximo recinto para las artes en México.
Pero, ¿qué es el mapping?
Se trata de una técnica de proyección en 3D -muchas veces acompañada por material auditivo- que se vale por lo general del relieve arquitectónico para causar sensación de movimiento en lo rígido.
Generalmente los edificios patrimoniales son objetivos de estas proyecciones artísticas, aunque se pueden llevar a cabo en cualquier superficie real e inmóvil.
Existen varios tipos de "software" que permiten catalogar a través de "celdas" cada una de las zonas de la superficie sobre la que será proyectada la imagen. Los conocimientos sobre diseño gráfico son esenciales para alterar las imágenes y ofrecer secuencias que coincidan con el relieve sobre el que se pretende proyectar.
El empleo de varios proyectores y audio sincronizados mejora la experiencia artística. Existen programas que permiten la interconexión de varias computadoras, todas generando una imagen propia que coincide a la perfección con el resto, evitando que las sombras del relieve arquitectónico alteren la proyección.
La técnica del mapping resulta redituable para los artistas que incurren en lo digital, ya que sus costos de producción son reducidos -pese a los elevados costos de licencia para algunos programas- si se comparan con el impacto que general la pieza.
La víspera, poco después de las 20:30 horas, cientos de entusiastas, algunos impacientes y espontáneos que pasaron en el momento correcto, fueron testigos del estreno mundial de la pieza del artista húngaro Laszlo Bordos con una duración de 10 minutos.
El mapping de Bordos se proyectará en la fachada de Bellas Artes a partir de las 19:00 horas, en intervalos de 30 minutos, hasta el próximo domingo 10 de mayo.
rqm