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Varios colectivos noruegos han impulsado una campaña con enfoque internacional para salvar del derribo uno de los edificios gubernamentales de Oslo afectados por los atentados de 2011 y que contiene dos murales realizado a partir de diseños de Pablo Picasso.
Tras descartar la idea inicial de tirar abajo todo el complejo, apelando a motivos de seguridad y espacio, el Ejecutivo presentó hace un año un plan que preservará Høyblokka, el edificio principal, pero no el llamado bloque "Y", cuyos murales serán trasladados.
El complejo, no así las obras, resultó gravemente dañado cuando el fundamentalista cristiano y ultraderechista Anders Behring Breivik estalló una furgoneta bomba que mató a ocho personas, antes de cometer una masacre en el campamento de las Juventudes Laboristas en la isla de Utøya.
En total hay cinco murales de Picasso, los primeros de carácter monumental: La playa, Los pescadores y El sátiro y el fauno danzante, en Høyblokka; La gaviota y otra versión de Los pescadores, en el "Y"; todos realizados por el noruego Carl Nesjar, recientemente fallecido, a partir de diseños del pintor español.
"El Gobierno ha exagerado el tema de la seguridad, apelando a que parte del bloque está sobre un túnel. La cuestión debe tomarse en serio, pero las ciudades modernas están llenas de calles y túneles que pueden asegurarse de varias formas", explica Linn Borgen, portavoz del Grupo de apoyo para la conservación del bloque "Y".
"Si fuera un edificio monumental antiguo no tendríamos esta discusión. El problema es que aún no se reconoce del todo el valor del modernismo de posguerra. La cuestión de la seguridad se puede resolver si el gobierno quiere. La Oficina Nacional de Patrimonio ha sido muy clara en su recomendación de conservar el bloque", afirma.
Constituido a finales del año pasado, el grupo de apoyo incluye a organizaciones como la Asociación para la Conservación del Patrimonio y mantiene contactos con el Centro de Arquitectura y Diseño Noruego y otras instituciones.
Tras organizar una protesta en Oslo en febrero, ha iniciado una campaña internacional en la que juega un rol central el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC).
El bloque "Y" y la sede del COAC en Barcelona mantienen lazos estrechos: sus fachadas fueron decoradas con murales ideados por Picasso y Nesjar siguiendo la misma técnica y estilo.
Invitado desde Oslo, un representante del COAC, el arquitecto Xavier Gómez, viajó a finales de abril a Noruega para visitar el complejo y entregar una carta de ese organismo en la que resalta la unidad artística de ambos edificios y ofrece su respaldo a las autoridades noruegas para buscar una alternativa al derribo.
Borgen, que califica de "inestimable" el apoyo del COAC, resalta que el traslado de los murales rompería la unidad artística.
"Las obras fueron hechas para ser parte integrada del edificio, fijadas a la fachada con chorro de arena, un método desarrollado por Carl Nesjar y que interesó mucho a Picasso. Tras su colaboración en Oslo fue él quien propuso hacer lo mismo en la sede del COAC", dice.
Picasso diseñó los murales para esos edificios y sacarlos de su contexto y llevarlos a otro sitio, aún por determinar, implicaría "reducir su valor, tanto artístico como histórico-cultural".
Dar relevancia internacional al caso ha sido prioridad del grupo, que ha nominado al bloque "Y" a los Europa Nostra, los premios más prestigiosos en conservación del patrimonio; y ha contactado al Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) y a los herederos de Picasso.
De acuerdo con el plan, que se espera sea aprobado por el Parlamento en 2019, las obras de construcción del nuevo complejo no se iniciarán hasta 2020, pero el ministro de Gobierno Local, Jan Tore Sanner, reiteró recientemente que no se volverá a discutir el futuro del edificio y aseguró que "la decisión está tomada".
Borgen recuerda que la "estrechez de miras" respecto a obras demasiado cercanas en el tiempo es común, pero que la Asociación para la Conservación del Patrimonio ya ha conseguido revertir con anterioridad decisiones similares de las autoridades.
"La experiencia nos dice que el tiempo corre a favor del bloque "Y", sobre todo si tenemos éxito en captar la atención sobre su calidad y su historia. Y si al final todo acaba en derribo, al menos el Gobierno no podrá decir que no sabía lo que hacía", apunta.
sc