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La aprobación del Efiarte, un estímulo fiscal que tiene como objetivo apoyar proyectos de inversión en la producción nacional de artes plásticas, danza y música (en los campos de dirección de orquesta, ejecución, instrumental y vocal de concierto y jazz) con un fondo de 100 millones de pesos que estará incluido en la Ley de Impuesto Sobre la Renta, ha sido recibida por la comunidad cultural con entusiasmo porque es un proyecto largamente esperado, pero también con cautela. ¿Servirá sólo para grandes proyectos?, ¿será equitativo para todas las disciplinas?, ¿propiciará el clientelismo?

Además, tras el anuncio dado a conocer el pasado 20 de octubre, los artistas aseguran que Efiarte podría ser un apoyo al arte ante el inminente recorte presupuestal al sector cultural, un recorte que, advierten, deberá ser inaceptable; y aseguran que deberá ser una iniciativa con mayores recursos y que no se limite sólo a un año fiscal. Por su parte, Santiago Taboada, presidente de la Comisión de Cultura y Cinematografía de la Cámara de Diputados, defiende la iniciativa que ya cuenta con el aval del Senado; es prácticamente un hecho la publicación de la iniciativa y su entrada en vigor, el próximo año.

El analista de temas culturales y autor del libro La reforma cultural: el pendiente de la transición democrática y la alternancia política, Carlos Lara, recuerda que el Eficine surgió tras el revés de la iniciativa del peso en taquilla. “En ese momento se decidió impulsar un estímulo fiscal, luego los teatreros hicieron su propuesta y quedó el Efiteatro. Desde entonces se ha buscado extender los estímulos fiscales a todas las artes”, indica.

La artista y crítica de arte Mónica Mayer, fundadora, con Víctor Lerma, de Pinto mi Raya, un proyecto de arte conceptual aplicado en el que han desarrollado propuestas en torno al sistema artístico, apunta que estos estímulos fiscales son pensados para proyectos que requieren de cantidades mayores, que no son acordes a la producción artística mexicana.

“Una película o una exposición teatral requiere de millones, en cambio una exposición o un proyecto de manera independiente requiere de muy poco, hasta 10 mil pesos. Por ejemplo, una vez se hizo una instalación en el MAM y Víctor le pidió jeringas a una empresa, se las regalaron. ¿Cómo hacemos para que estos pequeños patrocinios, que necesitamos mucho, podamos tenerlos sin trámites tan burocráticos”, advierte Mayer.

Y agrega: “Lo que he visto, por Eficine y Efiteatro, es que es un proceso muy complejo, para acceder a ellos los artistas independientes debemos contar con un gestor que nos ayude a hacer esos trámites porque son muy engorrosos. Los artistas nos dedicamos a producir o a conseguir los patrocinios. Es realmente muy difícil”.

La artista recuerda que cuando surgieron las becas del Fonca en los años 90, también se promovieron los subfondos que facilitaban el acceso a recursos para proyectos artísticos. “Ese esquema era muy sencillo, en Pinto mi Raya tuvimos un subfondo, conseguíamos los recursos, se daba aviso de a qué proyecto iba, se revisaba, nos daban el recurso y el Fonca emitía un recibo deducible de impuestos. Así podíamos conseguir un recurso de 100 mil pesos y no había que hacer proyectos enormes”, dice.

El baterista y compositor mexicano de jazz, Adrián Oropeza, celebra que el estímulo haya considerado al jazz, pero advierte que la cantidad económica y las disciplinas que serán apoyadas propiciarán una fuerte competencia. “Esperemos todo esté muy vigilado para que no se incline más hacia una disciplina. Por lo pronto, me parece muy valioso que se haya incluido al jazz”.

“Conozco cómo han funcionado estos estímulos en el cine, que después se extendió al teatro, y los resultados son visibles. Los músicos comenzamos a anhelar que se extendiera a nuestra disciplina. Me parece que no podemos construir una carrera sólo con apoyos institucionales como los del Fonca o de Relaciones Exteriores con los que he sido beneficiado y que me han ayudado mucho, a pesar de la serie de restricciones, o con proyectos como los de fondeadoras que son muy positivos porque involucran al público; sino que se debe abrir el panorama e involucrar a la iniciativa privada, qué mejor si al hacerlo pueden deducir impuestos”, dice el músico.

Agrega que es responsabilidad de los artistas estar pendientes de cómo va a funcionar y cuáles serán sus reglas de operación, así como de usarlo a su favor. “El Eficine empezó con fallas y se fue ajustando, así que los músicos tendremos que ser muy pacientes, empezar a armar proyectos y esperar a ver cómo funcionará. A mí lo que me interesa es ir con la iniciativa privada no sólo para hacer un disco, sino también para realizar proyectos que tengan el objetivo de acercar la música a la gente”, dice.

Antecedentes en danza. Hace cinco años la comunidad dancística se unió, como pocas veces en los últimos años, para impulsar Efidanza. Se documentaron el número de producciones al año, la cantidad de personas que intervenían en una propuesta coreográfica, la complejidad del gremio para trabajar y sacar adelante su trabajo, así como las vicisitudes enfrentadas no sólo para llegar a la escena, sino también para cobrar por el trabajo artístico.

Toda la documentación, propuestas y peticiones para que se realizaran las modificaciones necesarias a la Ley de Impuesto sobre la Renta para otorgar estímulos fiscales a los contribuyentes, no prosperaron. Hoy, Cecilia Lugo, una de las muchas coreógrafas que lucharon por Efidanza, celebra Efiarte.

“Es muy importante su aprobación, hemos luchado desde hace mucho tiempo para que se reconocieran todas las artes. Ahora, lo que pensamos es que este estímulo no sea anual, sino que todos los artistas gocemos de los beneficios del cine y del teatro. Sí, esto es un paso, pero no es un avance contundente sino se realiza de manera permanente”, dice Lugo.

La coreógrafa agrega que es una pena que una lucha de tantos años se apruebe en un contexto que se vislum bra difícil para el país, ante los recortes anunciados por el Ejecutivo. “El recorte que se prevé para Cultura será muy fuerte. Justo en estos momentos se deben tomar muchas distintas acciones para apoyar el arte, porque es el arte el que nos sacará de la crisis profunda.
La danza siempre está necesitando apoyos, siempre se la ha dado menos que a otras artes. Por otro lado, 100
millones de pesos para todas las artes me parece muy limitado. Sin embargo, es bienvenido”.

Santiago Taboada defiende la iniciativa: “Presenté la iniciativa, la cabildeé con Hacienda y fue muy clara mi postura. Les dije que se estaba presentando un estímulo al deporte y pregunté por qué no hacerlo extensivo a Cultura. ¿Por qué se le iba a lavar la cara a la Conade por el fracaso de los Olímpicos y no se le iba a dar a los artistas que le han dado tantas satisfacciones al país? A Deporte se le quedan 200 millones para infraestructura y tras las negociaciones logramos 100 millones para Cultura para más disciplinas, porque primero se nos ofreció un aumento para cine y para teatro”, explica.

El diputado sostiene que esta propuesta la presentó desde el año pasado. “La volví a presentar, ya se aprobó y ya está ratificada por el Senado. Por parte del Comité Interinstitucional, que estará integrado por un representante de la Secretaría de Cultura, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura y uno más de la Secretaría de Hacienda, quien presidirá el Comité y tendrá voto de calidad, se van a elegir reglas y así como el cine y el teatro durante el ejercicio fiscal presentan sus proyectos, así tendrán que hacerlo los de música, artes visuales y danza”.

De acuerdo con el legislador, ante el recorte presupuestal de lo que se trata es ver cómo se puede seguir desarrollando la cultura del país, independientemente de cómo se desarrolle a través de los estímulos del estado.

El especialista Carlos Lara indica que se aprobó la iniciativa con un presupuesto recesivo que derivó sólo en 100 millones de pesos. “Siempre será mejor que existan los mecanismos y luego propiciar que crezcan los recursos, a no tener nada o tenerlos de manera discrecional, por eso ahora el gran pendiente es regular los etiquetados. Otro reto será pasar de lo coyuntural a lo estructural. El argumento que se utilizó para aprobar Efiarte fue el éxito que han tenido Eficine y Efiteatro, a lo que aspiramos es a que dejen de ser programas y se conviertan en una política que hemos planteado desde hace mucho tiempo y se llama Política Fiscal para la Cultura, en la que no dependeremos de programas aislados”.

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