Parte de la creación coreográfica del bailarín y coreógrafo mexicano José Limón surgió tras su llegada a Estados Unidos, en la época de la Revolución, no obstante, sus raíces mexicanas impulsaron su trayectoria, aseguró la investigadora Elizabeth Cámara.

Al cumplirse hoy 108 años del natalicio de Limón, la también directora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón (Cenidi-Danza) recordó que para el bailarín fueron determinantes las historias vividas durante su traslado a bordo de un ferrocarril que fue atacado por tropas revolucionarias y lo narrado por su familia sobre tradiciones y costumbres mexicanas.

La investigadora en Margarita Tortajada Quiroz, en su obra “José Limón y las masculinidades hegemónicas: La pavana del Moro”, refiere que Limón se vio obligado a incorporarse a la cultura estadounidense y simultáneamente reivindicar sus raíces mexicanas.

“La herencia mexicana es relevante en Limón no sólo en términos de su concepción y cultura, sino de su propia apariencia. Ésta era muy atractiva, pues José era un bailarín moreno y alto, bello y poderoso”, añadió en un texto difundido por la federal.

El texto “El lenguaje de la danza”, traducido y publicado en el periódico EL UNIVERSAL, en 1960, el artista señaló que la danza debía tener un impulso en la respiración, ser intensa y completamente humana, de lo contrario se lograrían movimientos gimnásticos y la danza resultaría mecánica y vacía.

José Limón se adentró en los problemas más profundos de la danza, al utilizar un lenguaje corporal y visual para ilustrar los estados emocionales más intensos.

Se especializó en la caída de piernas y brazos, su gesto natural y expresivo de una acentuada nobleza fueron algunas de las características de quien fuera nombrado en 1964 director artístico del American Dance Theatre de Nueva York.

El maestro Héctor Chávez, fundador del festival internacional de danza que honra al afamado artista sinaloense, indicó que tenía gran conexión con su tierra (Sinaloa), cultura y personajes que el sentía parte de su vida.

“No hay otro bailarín varón que se pueda comparar con José Limón”, refirió al presentar la traducción al español del libro “Memoria inconclusa de José Limón”.

José Arcadio Limón nació el 12 de enero de 1908, en Culiacán, Sinaloa; el estilo y la técnica que utilizó como énfasis en el movimiento corporal para expresar la complejidad de la condición humana lo situó como un referente fundamental de la danza.

Luego de terminar la preparatoria y estudiar arte, Limón descubrió su vocación por la danza en la ciudad de Nueva York, cuando tenía ya 20 años de edad.

Con sus obras “Danzas mexicanas” (1939), “La Malinche” (1949), “Ritmo jondo” (1953) y “Carlota” (1972) intentó manifestar la historia y cultura latinoamericana al público estadounidense.

Mientras que su obra “Tonantzintla”, la cual se estrenó con gran éxito el 30 de marzo de 1951, inspirada en la arquitectura barroca mexicana. Contó con la participación del músico Fray Antonio Soler (1729-1783), así como la escenografía y vestuario de Miguel Covarrubias (1904-1957).

Limón puso énfasis en la vitalización de los hombres en la danza moderna y retomó elementos de los bailarines Ted Shawn y Edward Weidman, que le antecedieron en Estados Unidos, para luego establecer propuestas coreográficas en su propia compañía, fundada en 1947, en Nueva York.

La compañía se convirtió en un éxito y fue la primera agrupación de danza moderna estadounidense en ir de gira al extranjero.

Tras dejar un vasto legado, el bailarín y coreógrafo murió en Nueva Jersey, Estados Unidos, el 2 de diciembre de 1972.

Actualmente, su compañía que dirige Carla Maxwell celebra siete décadas de existencia y se mantiene vigente a través de la expresión dramática y maestría técnica que caracterizaron su labor.

rqm

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