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Clínica de periodismo
Con la invitación a ocupar los primeros lugares del teatro y la advertencia de que si alguna persona le tiene fobia a la oscuridad abandone la sala antes de que inicie la función, se apagan las luces para darle paso a la experiencia. El espectador se enfrenta a la oscuridad que poco a poco se apodera del lugar. No se ve nada, absolutamente nada.
Una niña secuestrada. Una prostituta que espera enamorarse y ser correspondida. Un hombre que se ha vuelto frío y frágil. Dos gatos sentados al borde de la azotea que miran la vida pasar y añoran los tiempos pasados, esperando volar o saltar al vacío.
El escenario no tiene límites, se llena de murmullos que poco a poco invaden los espacios como insectos que avanzan firmes y constantes. Las personas no pueden decir lo que tienen dentro. La soledad invade todo. No se ve nada, pero todo se puede escuchar. Nos invitan a imaginar, a sentir.
De eso va Unplugged en la obscuridad, uno de los montajes escénicos de la compañía Teatro Ciego, fundada en 2007 por Juan Carlos Saavedra, actor y director normovisual.
La compañía teatral, única en su tipo en la ciudad de México, busca promover la inclusión laboral de personas con discapacidad visual a través de las artes escénicas.
“Los primeros minutos en la oscuridad son eternos y angustiantes para el público pero, después de eso, no hay de otra más que hacer que la oscuridad se vuelva una amiga. La gente recibe muy bien la experiencia”, afirmó el fundador de la compañía.
Teatro Ciego realiza montajes completamente en la oscuridad para abrir la posibilidad de construir imágenes a través del sonido, aromas, sensaciones táctiles y gustativas, involucrando a personas con discapacidad visual.
“El público aprende a realizar escenografías mentales de la historia que les estés contando. Si les pides que se imaginen a una gorda, cada quien puede imaginar a la gorda de los kilos que quiera. Esto es algo que vivimos los ciegos todos los días. Nos hacemos imágenes de las cosas que están a nuestro alrededor, de acuerdo con las experiencias y referencias que tenemos”, comentó Erika Bernal, actriz invidente.
Bernal forma parte de los más de 5 millones de personas con discapacidad que tiene México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Lleva ocho años en la compañía, es psicóloga de formación, pero actriz por vocación. Cada vez que ella escucha que algo es color rosa, piensa en “un sabor dulce, como una fresa”.
El concepto de teatro en la oscuridad lo retoman de otra compañía que hace algunos años montó el espectáculo Y cerré mis ojos, de Kerim Martínez. “Era igual, un montaje en la oscuridad, sólo que interpretado con actores normovisuales”, afirmó Saavedra.
Cuando Saavedra decidió realizar su primer montaje, ya tenía contemplado que sería en completa oscuridad, y pensó: “los ciegos pueden aportar mucho a esta idea, ellos son los maestros de la oscuridad”.
Por eso se puso en contacto con la gente del Papalote Museo del Niño, para invitar a los chicos ciegos que participaban, en ese entonces, en el espectáculo Diálogos en la obscuridad. Al final no pudieron participar, pero se armó una cadena que dio como resultado el elenco de Bajo el puente, primera obra de la compañía que se estrenó en 2007 y se presentó en el Foro de Vitrales de la Casa Azul.
En total, la compañía cuenta con cuatro montajes: Bajo el puente (2007), De sueños rotos (2011), Unplugged en la obscuridad (2013) y el recién estrenado La mirada del inventor ciego, primer montaje dirigido para niños.
Teatro para niños. La mirada del inventor ciego de Berta Hiriart, es un montaje pensado para 40 espectadores que narra la historia de Louis Braile, el inventor del sistema de lectura y escritura para ciegos y débiles visuales que lleva su nombre.
Junto a Braile, el espectador va perdiendo la vista de manera gradual permitiendo que descubra que el mundo puede ser visto de otro modo. El teatro se vuelve un salón de clases. En completa penumbra se le entrega al público un mapa y se le invita a colorear América. Es imposible hacerlo de manera correcta ya que no se ve nada. También hacen que el público acompañe a Braile a sus paseos por el jardín para ser testigo de lo difícil que resulta. La experiencia se vuelve más real cuando, de lo alto, caen hojas de árboles y pétalos de flores, o eso es lo que se siente.
Con actividades de este tipo la compañía busca sensibilizar a los niños ante los problemas a los que se enfrentan las personas invidentes en la vida diaria. “Es muy interesante ver a los niños que son sumamente inteligentes, sumamente participativos, posibilitando el encuentro entre la experiencia, que en este caso es con actores ciegos y niños que son brutalmente honestos”, expresó Itzel Schnaas Mercado, asesora corporal de la compañía.
Venciendo a la discriminación. La mayoría de las personas, alguna vez, se ha preguntado cómo es la vida cuando se está privado de la vista, pero muy pocas tienen una conciencia clara de la manera en que se puede percibir la realidad con esta condición.
Para Itzel Schnaas “trabajar con invidentes es igual que trabajar con cualquier otro, es decir, yo me puedo encontrar con un cuerpo que es muy elástico, que no depende de si es ciego o no, o con un cuerpo muy descoordinado que tampoco depende de eso”.
Además, está convencida de que a partir de ejercicios corporales una persona invidente puede lograr cierta libertad. “El trabajo con el cuerpo siempre te genera un alto grado de conciencia que te permite y te otorga libertad”. Esto les ayuda mucho para enfrentar los obstaculos que tiene la ciudad de México que poco está habilitada para personas con alguna discapacidad.
Ante los cuestionamientos de que si el trabajo que realiza Teatro Ciego es verdaderamente teatro, Schnaas dijo que “es teatro porque genera una oportunidad de experiencia vivencial que no generaría una radionovela u otra cosa. Siempre hay una cierta distancia con el elemento y aquí la experiencia es estar en la obra, lo que no pasa con el radio o la televisión que delimitan el espacio y te ausenta de la posibilidad de estar allí. Entonces, el teatro es justo el regalo y el trabajo del artista escénico de posibilitar experiencias que se ha logrado muy bien en las producciones de Teatro Ciego”.
La compañía busca combatir la discriminación y tirar los estereotipos. Por eso acercan al público al trabajo escénico de actores invidentes que suman su discapacidad a su trabajo en lugar de detenerse por ésta.
“Normalmente en la televisión ponen a los ciegos como si estuviéramos todos tiesos y sin movimiento, pero nosotros queremos demostrar que no es así”, dijo Bernal. Además Schnaas comentó que “Teatro Ciego no es un anuncio del Teletón donde hay un alto grado de discriminación, es más bien un fuerte nivel de experiencia”.
La compañía es consciente de que mucho de su público asiste por el morbo de ver en escena a personas invidentes. Lo cual no les incomoda. “Pretender desarticular la discriminación es saber dialogar con el morbo. Y nosotros no podemos negarnos y decir: ‘no es cierto que no convivimos con ello, que lo nuestro es solo arte, no es cierto’. Es una realidad social y para desarticularla hay que convivir, hay que enfrentarla”, comentó Schnaas.
Teatro Ciego está a la espera de su primer montaje de Stand Up, dirigido por Blanca Salces, así como de su nuevo montaje El elefante en la sala, proyecto de cabaret.
Para 2016 planean llevar a escena ¿Quién soy? y Odio que los abrazos no duren más de cuatro horas, además de poder realizar su V Encuentro de Teatro de Discapacidad.
Ellos saben que una obra teatral no puede cambiar la realidad, pero sí ofrecer a los participantes una experiencia que les permita ver el mundo de otra forma. Tal es el objetivo que persigue la agrupación teatral.