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En 1929, cuando Pavel Filonov pintaba su cuadro Fórmula de la primavera, en sintonía con la obra del músico Ígor Stravinski, la vanguardia artística soviética estaba representada por distintos movimientos: del Proletkult, al constructivismo y el suprematismo.

La efervescencia comunista había llegado una década atrás y para los años 20 este discurso dominaba los lienzos de los artistas de las academias de arte más destacadas, los principales estudios cinematográficos y los talleres de arquitectura y diseño que creaban un nuevo entendimiento del hombre soviético con su entorno.

Vladimir Gusev, director del Museo Estatal de San Petersburgo, explicó que la obra de estos artistas no se puede entender sin la relación directa entre arte y revolución. Para él, los artistas presentes en la exposición Vanguardia rusa, inaugurada hace unas semanas en el Palacio de Bellas Artes, es uno de los ejemplos de lo que significó la revolución: experimentación, descubrimiento de nuevas técnicas fílmicas, incluso retos a la autoridad que llevaron a varios de sus protagonistas a la exclusión y al olvido oficial.

“En Rusia son muy conocidas las obras de Siqueiros, Orozco y Rivera. Por eso mismo nosotros conocemos muy bien el vínculo entre revolución y el desarrollo del arte que sobrevivió en México y que compartimos nosotros. Las revoluciones son eventos trágicos. No sé si fue algo bueno o malo, pero sucedió. Aquí está presente esta relación entre arte y revolución”.

Para ilustrar algunas de las obras que componen esta muestra, toma como ejemplo el cuadro que Pavel Filonov pintó poco tiempo antes de caer en desgracia y de ser relegado de los reflectores del arte soviético por discordancias con el discurso propagandístico de su gobierno: “En este cuadro vemos que tenía una concepción del arte en la que la composición de la obra era un conjunto de moléculas”.

Diversidad de expresiones. Vanguardia rusa, distribuida en diez módulos, agrupa más 500 obras creadas entre 1911 y 1948. Desde las vertientes fílmicas representadas por Dziga Vértov, la experimentación literaria de Vladimir Maiakovski, la corriente pictórica de Kazimir Malevich, conocida como suprematismo, hasta las expresiones arquitectónicas representadas por Vladimir Tatlin.

Entre las instituciones participantes en esta muestra que celebra los 125 años de relaciones diplomáticas entre México y Rusia están el Museo del Hermitage, el Museo Pushkin, el Museo de Arquitectura Shchúsev, el Museo Vladimir Maiakovski, y el Archivo Estatal Ruso de Literatura y Artes, entre otros.

Gusev, quien visitó México junto a otros directores de estos museos, resaltó que “esta exposición tiene una gran importancia muy grande porque corrige un error que teníamos. Antes en México no estuvo al alcance el arte de los vanguardistas rusos. Ahora lo estamos corrigiendo en esta exposición”.

Entre los artistas que estarán al alcance del público mexicano es Kazimir Malevich, que al buscar nuevos íconos del siglo XX a partir de un discurso comunista, experimentó con expresiones geométricas opuestas al cubismo.

Vanguardia rusa, exposición que cuenta con la curaduría de Sergio Raúl Arroyo, se divide en diez módulos que abarcan las expresiones arquitectónicas, de diseño, propaganda e instalación, cine y fotografía, entre otras. Estará abierta al público hasta el 31 de enero de 2016.

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