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“¡Goya, goya, goya!”, fue el grito de despedida para Gloria Contreras, uno de los pilares de la danza en México. La Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario se inundó de aplausos. Bailarines, coreógrafos y maestros, sollozaban. La primera guardia de honor la realizaron el rector de la UNAM, Enrique Luis Graue; María Teresa Uriarte, directora de Difusión Cultural UNAM, y los hijos de la creadora de más de 250 coreografías, Gregorio y Lorena Luke Contreras.

Gregorio sostenía un pequeño zapato de bailarina que una niña dejó al pie del féretro de la coreógrafa nacida en 1934. “Mi madre estaba en Nueva York y alguien le dijo que no debía volver a México porque aquí no habría futuro. Quemó las naves y vino a México y aquí logró crear una empresa imposible, el Taller Coreográfico de la UNAM. Ella habría querido que tras su partida no se trajera a nadie de fuera, que se consolide el Taller y se logre dar continuidad a este proyecto cultural, que se hagan más obras y se mantenga lo que ha sido durante 45 años. El Taller no era una persona, es un grupo, una colectividad, un conjunto creativo para la promoción de la danza, una manifestación universitaria y es una esperanza para un México mejor”, expresó.

La Sala Miguel Covarrubias estalló en aplausos. El rector garantizó a la prensa que la Compañía permanecerá porque fue una grande, “puntal de la coreografía mexicana” y aseguró que se tendrán que hacer “ajustes” pero por el momento es temprano para definir el rumbo que tomará la Compañía.

Durante el homenaje, Angélica Kleen, directora de Danza UNAM, dijo que Gloria Contreras como bailarina, maestra, coreógrafa o investigadora “siempre tuvo algo que decirnos, algo que enseñarnos, algo que compartirnos. Gracias, maestra, por haber transformado la vida de tantos que hoy te rendimos un merecido homenaje por tu vida y sobre todo por vivir para danzar en la UNAM”.

Uriarte afirmó que la muerte de una de las figuras fundamentales de la danza en México es una “pérdida irreparable para la UNAM”. “Gloria Contreras es un pilar de la danza de nuestro país, pero ya estamos analizando en qué condiciones daremos continuidad al Taller. La maestra no tiene sucesor, pero no se terminará el Taller, desde hace tiempo ya se analizaba la manera de preservar la compañía de la mejor manera posible”.

Monstruo de la danza. Gloria Contreras pertenece a esa generación de grandes monstruos de la danza escénica mexicana del siglo XX, que de ninguna manera pueden ser sustituibles porque pertenecen a una estirpe de creadores que surgieron en un momento histórico muy particular, en donde la conformación del mapa del quehacer coreográfico nacional se estaba construyendo. Sin embargo, su gran legado es el Taller Coreográfico que fundó en 1970, en donde se estrenaron más de 250 obras suyas, con el que cumplió cabalmente su misión: formar bailarines y acercar la danza a los jóvenes, especialmente, a la comunidad universitaria. Así lo consideró el crítico de danza Juan Hernández.

La investigadora Margarita Tortajada coincidió en que el Taller es uno de los más grandes proyectos culturales que se hayan hecho en México y su ausencia no podrá ser reemplazable.

Para Hernández, la corriente del ballet que impulsó Contreras no se inscribió en la vertiente tradicional del repertorio de la danza clásica en México. “Contreras llegó con unas ideas mucho más modernas. Vino de Nueva York a México, de estudiar en la School of American Ballet, muy influenciada por Balanchine, uno de los grandes renovadores del arte del ballet en el mundo. Vino a México con una visión de vanguardia en el área que le correspondió trabajar, y logró hacer un hito en la historia de la danza mexicana al crear el Taller Coreográfico de la UNAM, que se volvió la compañía de vanguardia del país, que no estaba ceñida al repertorio nacional como la Compañía Nacional de Danza, e hizo experimentos y propuestas modernas. Coincidió con todo un movimiento artístico que la UNAM estaba apoyando, no sólo en la danza, sino también en otras artes”, dijo.

Recordó que durante los años 70, hubo una gran apertura al arte y fue en esa coyuntura en donde Contreras encontró un nicho donde se desarrolló como coreógrafa y directora de la única compañía solida que experimentó con propuestas contemporáneas en el ballet.

En el libro La danza contra la muerte, el crítico de danza Alberto Dallal, sostiene que el Taller Coreográfico no obedece a una sola línea creativa porque incorporó a su acervo simultáneamente la música electroacústica, la música popular, el rock, y obras de compositores mexicanos.

“A lo largo de la vida del Taller, Gloria Contreras ha incorporado con éxito en su repertorio obras que significaron durante el Movimiento de Danza Moderna tales como Zapata, de Guillermo Arriaga, y Los gallos, de Farnesio de Bernal, fenómeno indicador de la supervivencia, en el gusto del público, por una danza gestual, expresionista y hasta cierto punto detenida en la literalidad”, escribe Dallal en el libro.

Las funciones de hoy a las 12:30 en el teatro Carlos Lazo, y la del domingo en la Sala Miguel Covarrubias a la misma hora se dedicarán a la creadora. Se estrenará Sonámbula, su más reciente obra, con música de Brahms, inspirada en su padecimiento de sonambulismo. “El Taller es un tren que no se detiene. Los 25 bailarines y tres aprendices seguirán trabajando arduamente como les enseñó su maestra, una luchadora incansable; prueba de ello es Sonámbula, que creó durante su convalecencia tras una fractura de cadera hace unos meses”, dijo Eduardo Ramírez, director de Prensa del Taller.

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