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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
“Robot! habla de la fragilidad del mundo y por lo tanto este espectáculo es frágil, lo que hemos intentado hacer es buscar todas las maneras posibles de que aun en el momento en que falla algo sobre el escenario, cosa que ocurre muy a menudo, aprendamos a vivir con todos estos fallos tecnológicos y ver cómo podemos hacerle para que el espectáculo siga adelante. Los bailarines están siempre súper atentos a cualquier problema que pueda surgir y solucionar lo que puedan”, señala Blanca Li, la reconocida coreógrafa, bailarina y cineasta española.
En entrevista previa a su llegada a México para presentarse el próximo lunes en el Auditorio Nacional y luego viajar a Guanajuato para dar tres funciones el 23 y 24 de octubre como parte del Festival Internacional Cervantino, Blanca Li asegura que esta pieza montada por su compañía de danza ha ofrecido alrededor de 150 funciones a pesar de que es un montaje complicado e imperfecto, pues siempre puede haber un fallo.
El día del estreno de Robot!, ante el terror con el Blanca Li desde su butaca miraba el espectáculo, se cayó un robot en plena escena y el público se echó a reír y esa falla benéfica, que incluso toca a los espectadores, le confirmó a toda la compañía que la obra simplemente es intensa y está lejos de la perfección que se exigen los artistas, porque aquí los bailarines alternan con las máquinas que, pese a todo, no son tan inteligentes.
“Es una obra que ha tenido bastantes complicaciones porque es muy difícil, antes del estreno teníamos mucho miedo, dudas, de si sería una obra que llegaría a ser capaz de irse de gira porque las máquinas, los robots y todo el sistema que hemos puesto para el espectáculo es sumamente complejo, muy tecnológico y durante todos los ensayos y todo el proceso de creación tuvimos muchos problemas, lo cual nos hizo dudar de si llegaríamos o no a estrenar la obra y si podríamos irnos de gira. En el estreno estábamos temblando de miedo porque entre los robots y las 10 máquinas, el sistema que tenemos, el video, la luz y que está todo computarizado, todo programado, podía ocurrir algo. Es un espectáculo que nunca te puede relajar”, señala la creadora.
Y es tal su complejidad que los técnicos y los programadores están sobre el escenario, vestidos como si fueran artistas, para poder intervenir delante del público si hay algo que reparar, pero además, a los lados del escenario tienen siempre un par de robots de reserva, preparados para salir por si algún robot no funciona, cosa que , dice Li, ocurre muy a menudo.
“Entonces tenemos todo el tiempo como mil planes posibles: qué hacer si ocurre esto, qué hacer si ocurre lo otro. Hemos aprendido también a ir de gira con el espectáculo y sortear todos los problemas para tener todas las posibles soluciones, eso no quita que si un día hay un desajuste muy gordo de Wifi o de comunicación entre las máquinas, puede haber un problema muy gordo. La enseñanza es que hemos ido encontrando soluciones a todos los problemas porque este es un proyecto súper arriesgado”.
Blanca Li sabe de lo que habla, sabe que cuenta con todos sus bailarines sobre el escenario y que éstos van a intentar siempre resolver los problemas que surjan porque el cerebro humano reacciona ante cualquier problema, pero las máquinas no tienen esa capacidad ni esa inteligencia, y no pueden decir “tengo un motor que se calienta, ¿qué hago para resolverlo?”, o “se me está acabando la batería, ¿qué hago?”.
“A una máquina se le acaba la batería y se le acaba la batería. No hay nada que hacer”, afirma Blanca Li con gran sentido del humor y de sabiduría, pues Robot! les ha dado ya tremendas lecciones.
Los bailarines bailan con un robot, comparten el escenario, comparten su presencia y comparten los aplausos. La primera vez que la gente le aplaudió a un robot, para el bailarín fue un shock porque le estaban aplaudiendo a un trozo de plástico.
“Es muy curioso, pero también muy interesante porque la magia es tal que empiezas a olvidar que es una máquina que funciona. A nivel de la coreografía, hay partes de la tecnología que hice pensando en el cuerpo como una máquina; trabajando con los robots nos hemos dado cuenta que nuestro cuerpo es una máquina y que es en realidad una máquina, la más perfecta”, afirma la directora que con este espectáculo reflexiona sobre cómo, cada vez, la tecnología es más importante en nuestras vidas.