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Lima —Una compañía de baile con seis años de haber sido creada pero con un legado centenario, comisionada para romper una brecha en el desconocimiento de los bailes tradicionales peruanos, abrirá el XLIII Festival Internacional Cervantino el 7 de octubre en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas.
Desde su fundación, el Elenco Nacional de Folclore de Perú, compuesto por alrededor de 60 artistas y dirigido por Fabricio Varela, es un bastión del Ministerio de Cultura para inculcar la conciencia de identidad en el público peruano y difundir el patrimonio inmaterial.
En entrevista con EL UNIVERSAL, previa a su presentación en el Gran Teatro Nacional con motivo de los festejos por el Día Mundial del Folclore, su director habló sobre el desconocimiento del público peruano del patrimonio escénico y los preparativos para su presentación en Guanajuato.
“Los gobiernos se están dando cuenta de la riqueza y gran variedad que tiene el folclore peruano”, destaca el director y se congratula por el respaldo económico y administrativo que recibe la joven compañía a partir de la concientización gubernamental por preservar y difundir este legado artístico.
Hoy los espectáculos del Elenco Nacional de Folclore llenan los auditorios. “Al final de algunos hay gente que grita ‘que viva el Perú’”, acota Varela.
Destaca el apoyo del gobierno, pero reconoce que es precario el conocimiento de parte de los peruanos de sus tradiciones dancísticas. Existen alrededor de 500 grupos dedicados a difundir bailes tradicionales del país pero, lamenta, “la mayoría se encuentra en Lima”.
Para Varela la gestión y difusión de las artes está centralizada en la capital y para contrarrestar el desconocimiento del legado cultural peruano, y en particular del folclore, los espectáculos deben llevarse a cada rincón del país andino.
“Cuando sacas una danza de su entorno y la pones en un escenario, ésta deja de ser tradicional”. Por ello recalca que la prioridad para los promotores culturales es acercar las costumbres al peruano que conoce poco de lo suyo e instarlo a generar una conciencia de identidad.
Recuerda que hace algunos años los bailes folclóricos eran menospreciados incluso dentro de los festivales. Ser bailarín de esta disciplina era motivo para estereotipar. No era visto como una profesión sino como un “hobbie”.
A la par del incremento en el apoyo económico, los niveles de producción, vestuario y preparación se han incrementado. Con la creación de la compañía, el baile folclórico se profesionalizó y con medidas como el aumento de salarios, la impartición de clases sobre técnica de danza, el rigor del acondicionamiento físico y el cuidado de la alimentación, se confirió a este baile el mismo nivel que tiene el ballet.
En el Cervantino. Durante poco más de un lustro la compañía ha recreado alrededor de 60 cuadros. Diez de éstos, los más representativos de cada región de Perú: desde los altos Andes hasta las húmedas regiones selváticas, serán presentados en Guanajuato. Entre los números que pondrán se encuentran la “Negrería” de Yauyios, sátira a las danzas europeas de cuadrilla; la “Marinera norteña”, de la región de Lambayeque, considerado el baile nacional de Perú; baile de la población afroperuana, ensamble de cajón, recientemente nombrado Instrumento para las Américas, y “Guayatas”, danza que imita el cortejo de las aves con el mismo nombre que residen en zonas lacustres del Cusco.
Además, el Wititi, coreografías de Arequipa con coloridos vestuarios elaborados para proyectar las tradiciones de la región; una pieza de cortejo de los carnavales del centro del país donde predominan los bailes de zapateo y un cuadro que conjuga vals, polca y one step, ritmos que se popularizaron en la Lima de principios del siglo XX.
Un día después de abrir el Cervantino, la compañía se presentará en León; luego regresará a Lima donde ofrecerá una función en el marco de la Junta de gobernadores organizada por el Banco Mundial, que por primera vez en 40 años se llevará a cabo en América Latina y reunirá a regentes de 180 países en la capital peruana.
