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El Auditorio Nacional recibirá por primera vez al tenor veracruzano Javier Camarena, quien ya ha dejado caer el hechizo de su voz sobre aquellos que se han deleitado con su Gala de Ópera a lo largo de algunos estados de la República Mexicana y cierra esta gira el 28 de mayo.
A escasos días de que el intérprete debute en dicha plataforma, Camarena citó a músicos, cantantes, coristas y miembros del staff la noche del lunes para ensayar, así como para afinar los últimos detalles de cara a su última presentación.
El cantante se mostró atento a todas las indicaciones brindadas por el director José Areán, encargado de dirigir la Orquesta Sinfónica de Minería, pero a la vez procuró mostrarse relajado cada que terminaba de interpretar una pieza, permitiéndose sacar a relucir su lado más amable cuando hacia poses de “rock star” mientras bromeaba con los escasos asistentes que conformaron el público de este ensayo.
“El príncipe entre tenores” —tal y como el cantante ha bautizado el diario The New York Times— comenzó la práctica con la pieza titulada “Niente Trucco Strasera”.
Vestido con ropa casual, en un inicio era difícil distinguirlo entre los presentes debido a su discreta apariencia, sin embargo, una vez que el cantante dejó escapar de su voz las primeras notas, hizo del escenario su espacio de lucimiento acaparando la atención de los presentes mientras su voz sacudía los rincones del recinto.
Aunque el ensayo fluyó adecuadamente y las interrupciones sucedieron por momentos, ni el propio Javier Camarena pudo evitar dejar escapar una sonrisa ante momentos chuscos como cuando la pantalla de fondo proyectó imágenes más adecuadas para un concierto de rock/pop que de una gala de ópera.
La comunicación entre Camarena y el director de la orquesta fue constante, intercambiaron opiniones y recomendaciones de manera frecuente llegando incluso el momento en que una mirada era más que suficiente para que ambos artistas se entendieran, como si la música fuera el conducto para que las ideas de uno pudieran pasar a la mente del otro.
Aunque el tenor se mostró calmado y perseverante ante los pequeños errores que se suscitaron, el director de la orquesta, José Areán fue más estricto con los músicos y los coristas al pedirles disciplina o que subieran al escenario con la energía necesaria para darle vida a una puesta en escena de tal calibre.
Camarena estuvo al pendiente y no dejo de sonreír ni de entonar con empeño escasos fragmentos que tuvieron que repetirse. El mexicano parece estar decidido a dejar satisfecho hasta el espectador que contemple el espectáculo desde la última fila.
Durante el ensayo, el tenor se aseguró de que tanto coristas como músicos se sintieran en un ambiente de plena confianza al estar cerca de ellos, dedicarles unas cuantas sonrisas y brindarles algunos consejos. Además supo cederles momentos de lucimiento para que todos los involucrados exhiban su talento, el cual, fusionado con la calidad interpretativa de Camarena, da como resultado una combinación musical armónica e imprescindible.
Javier Camarena estará acompañado por solistas de talla internacional como los bajo barítonos Stefano de Peppo y Carsten Wittmoser, y por sus compatriotas, el tenor Juan Enrique Guzmán, el barítono Josué Cerón, las sopranos Rebeca Olvera y Karen Gardeazabal, además del coro EnHarmonia Vocalis.