Teponaztles, flautas, palos de lluvia, marimbas, ocarinas y tambores de diferentes tipos salen del taller Casa del Venado Azul, en esta localidad, que con orgullo tiene clientes como el roquero Carlos Santana, el flautista Horacio Franco, Jorge Reyes o el grupo Tribu.
Se trata del centro de creación y trabajo que desde hace 22 años tiene en este Pueblo Mágico el músico y artesano Luis Cruz Martínez, a quien apoyan cuatro personas para realizar sus creaciones, que han llegado a lugares tan lejanos como Brasil, Suiza, Chicago y Houston.
Entrevistado por Notimex, Cruz Martínez explicó que se dedica a la creación de instrumentos musicales de estilo prehispánico, los cuales son elaborados, tallados, de manera artesanal, de diferentes formas y estilos, pero a los que pone principalmente motivos aztecas, chichimecas y de otras culturas.
Orgullosamente destacó que su trabajo ha sido reconocido y solicitado por músicos como Carlos Santana; Jorge Reyes (1952-2009) y el grupo Tribu, ambos promotores de la música prehispánica, así como Caifanes, Café Tacvba, La Maldita Vecindad y Horacio Franco.
Del guitarrista Carlos Santana, recordó que lo "conocimos en León, Guanajuato, y nos encargó un instrumento y después nos volvió a encargar otro, que eran unos teponaztles".
Entrevistado en su taller, donde se pueden apreciar herramientas, materiales y algunos de los instrumentos en proceso de creación, comentó que una satisfacción en particular fue el encargo que le hizo un músico brasileño para que le hiciera un tambor, que fue entregado hace un par de semanas.
Hizo notar que es motivo de orgullo personal porque "se me hizo un poco raro que me encargaran un instrumento, cuando en Brasil también hay buenos creadores de instrumentos de percusión, pero lo que sí puedo decir es que sí hay mucha diferencia, sobre todo en el sonido, el diseño y grabado" entre lo hecho allá y lo suyo.
Otro hecho que le causa placer es que algunos de sus trabajos, en particular tambores, han sido llevados a lugares como el Centro de Convenciones de Chicago, uno más a Houston y otros tantos a Suiza y a Japón.
Cruz Martínez detalló que cada instrumento tiene un proceso, una etapa propia de creación, que por ejemplo en el caso de los de percusión inicia con el corte de madera, a lo que sigue el ahuecado de la pieza y otros pasos que concluye con la prueba, hacerlo sonar.
"En el caso del huehuetl o tambor, que lleva más tiempo, lleva esa misma función que los demás, como alguien tiene que ahuecarlo, después el diseño y tallarlo, (tarea) que me lleva como unas tres semanas, cuando se trata de uno grande", detalló.
A este proceso se deben sumar cuatro días más que ocupa en el lijado especial de la pieza, el diseño de los motivos, por lo que al final "nos llevamos en total un mes", especificó.
En cambio, abundó Martínez, elaborar y terminar con todas las condiciones a una flauta le lleva un día, y puntualizó que el diseño de tambores destaca por plasmar en ellos figuras prehispánicas, lo cual tiene como propósito difundir y conservar la cultura mexicana.
"Le ponemos vivos mexicanos, en este caso de (la cultura) chichimeca como azteca y de otras partes", precisó al anotar que "lo que hacemos son instrumentos de estilo prehispánico, aunque también abarcamos otras influencias de otros países, pero nos enfocamos más a la cultura mexicana".
Por último, el músico y creador anotó que también sus productos son adquiridos por turistas que llegan a esta población, a su taller, y que entre los instrumentos que más adquieren son los tambores, incluso de distintos tamaños.
sc