Especialistas en arqueología, etnohistoria y etnografía del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizaron una investigación multidisciplinaria que ayudó a la comunidad de Sombrerete en el municipio de Cadereyta, Querétaro, a reconocer sus límites territoriales y antecedentes históricos.
En un comunicado del INAH se informa que en atención a una petición de habitantes de la citada comunidad, relacionada con la delimitación y otorgamiento de tierras a sus ancestros, fue que a partir del estudio de dos documentos, uno del siglo XVIII y otro del XX, que se pudo adentrar en sus antecedentes históricos y aspectos que sustentan su cultura.
Ricardo Jarillo, etnohistoriador del Centro INAH Querétaro reportó que en 1966, las escrituras de los terrenos de la localidad se perdieron en un incendio, por lo que las autoridades de Sombrerete iniciaron la búsqueda de documentos que probaran la propiedad de sus posesiones.
Tras localizar las autoridades locales dos fuentes documentales; una en el Archivo General de la Nación (AGN): Merced de tierras, que data del siglo XVIII, y la otra en posesión de la comunidad: Reconocimiento y titulación de bienes comunales del poblado denominado Sombrerete, de 1984, se conformó un grupo de investigadores para explicar su contenido.
El primer documento es una transcripción paleográfica de tres expedientes resguardados por el AGN, que contienen papeles auténticos de los siglos XVIII y XIX, que delimitan el territorio en 13 parajes o marcas.
Dicha merced fue entregada junto con una dotación de tierras, por la autoridad virreinal a milicianos de origen otomí, vecinos de la Villa de Cadereyta (hoy Cadereyta de Montes), por participar en la guerra contra los chichimecas, por prestar este servicio a la Corona española.
En lo que hoy es Querétaro no había presencia otomí, era un espacio ocupado por grupos de cazadores-recolectores que se les conocía como chichimecas; actualmente, es identificada una gran presencia de población ñöñhö en el estado, por la colaboración que tuvieron con los españoles, dijo.
“Lo interesante del documento es que si bien no son títulos de bienes comunales, ya enmarcan, desde el siglo XVIII, los referentes espaciales que delimitan lo que hoy es propiamente la comunidad de Sombrerete”, resaltó el etnohistoriador.
A partir de la legislación agraria, resultado de la Revolución Mexicana, muchos pueblos de origen indígena ampararon la otorgación del ejido o una tenencia comunal con esos documentos virreinales, fechados entre 1722 y 1769.
El segundo documento es un título agrario que marca los límites del territorio de la comunidad, aunque con una superficie menor al texto colonial y que deja abierta para su posterior resolución áreas en conflicto.
Posteriormente, en julio de 2016, una comitiva de representantes presidida por el comisariado de Bienes Comunales de la localidad, municipio de Cadereyta de Montes, solicitó al INAH la realización de una inspección para registrar los bienes culturales materiales e inmateriales asociados con el territorio que actualmente habitan, debido a que la merced de tierras consigna la existencia de vestigios arqueológicos, monumentos históricos, narrativas orales y acervos documentales asociados al territorio.
El antiguo documento da cuenta de la presencia de grafía rupestre en nichos rocosos, tanto previa como posterior a la llegada de los españoles, algo que el arqueólogo Carlos Viramontes constató en su investigación, tras visitar cinco sitios arqueológicos, cuatro con manifestaciones gráfico rupestres (tres de pintura y uno de petrograbados) y uno con estructuras arquitectónicas. Entre los estilos gráficos identificados destaca la Tradición Pintada México Semiárido, que data de 700-800 d.C. hasta el año 1600, aproximadamente.
Las investigadoras Azucena Rivera Aguilar y Antonieta González Amaro se avocaron a la parte etnográfica de la merced, y advirtieron que el expediente certificado por el AGN refiere a testimoniales de concesiones de tierras por parte de la autoridad novohispana, en este caso el virrey, a particulares. No se trata de “tierras de bienes comunales”, aunque se pueden considerar como el antecedente del poblamiento novohispano y su continuidad en el siglo XIX en el territorio que hoy ocupa la comunidad de Sombrerete.
Con la investigación que culminó en marzo pasado, se recuperaron relatos de historia oral en torno a la organización y prácticas comunitarias, así como elementos identitarios que sustentan su cultura y cohesión social hasta la actualidad.
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