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Una reciente restauración dio nuevo lustre a una serie de imágenes que representan antiguos sacrificios aztecas, bordadas en un sugestivo baldaquín italiano del siglo XVIII.
La obra de arte, que actualmente cubre el trono del obispo de Poggio Mitretto y está ubicada en la catedral de San Liberatore, mezcla de manera sorprendente un estilo de bordado chino con las escenas precolombinas.
Tras una restauración que duró cuatro años y fue dirigida por la especialista Bárbara Fabjan, los Museos Vaticanos dedicaron a esa rara pieza una conferencia científica organizada por su sección de Tapices y Tejidos.
"En la imagen principal, en el centro, aparece una despiadada y sanguinaria escena de sacrificio humano que representa los rituales de guerra y las supersticiones cruentas de los aztecas para agradecer a los espíritus”, comentó Anna Imponente, superintendente para los Bienes Históricos, Artísticos y Antropológicos de la región de Lazio.
Imponente explicó que ese bordado se inspiró en una estampa incluida en la edición francesa del libro “Historia de la Conquista de México”, que data del año 1691.
Según las crónicas, el baldaquín para la cátedra episcopal de Magliano Sabina fue descubierto por el estudioso Mariano Guardabassi con motivo de un control realizado en 1866 por cuenta de la Comisión Artística Gobernativa.
La revisión tuvo lugar justo después de la unidad de Italia, que quitó al control de los Estados Pontificios toda la región del centro de Italia, donde se encuentra la zona donde fue hallada la obra.
El propio Guardabassi indicó en 1872 que el adorno de trono perteneció a un dignatario chino y fue regalado a la catedral del cardenal Albani en 1737. "Una rara obra ejecutada sobre tapiz con finísimos bordados de oro, plata y seda", escribió entonces.
Según Imponente, las imágenes aztecas representan además la indignación de los europeos ante los sacrificios, por la cual justificaban el fin de un imperio decretado por los conquistadores españoles, los cuales usaron "métodos no muy distintos contra las inermes poblaciones locales".
La funcionaria de la región de Lazio añadió que la pieza, compuesta por modelos decorativos poco usuales en los primeros decenios del siglo XVIII, representó "el choque de lo nuevo" en el ambiente eclesiástico.
"Era el ápice raro y emblemático de una apertura significativa a mundos geográficamente e intelectualmente en las antípodas de Europa y de la cultura católica, que encendían la imaginación y un llamado a existencias más deseables, entre lujos exóticos y riquezas inauditas", sostuvo.
sc