Familiares y amigos del artista y maestro de la caricatura política en México, Rogelio Naranjo, se encuentran velándolo en la agencia funeraria Gayosso de Sullivan. Sus restos serán cremados, y el velorio concluirá a las 22:30 horas.
Entre los asistentes al velorio se encuentra Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
"Rogelio Naranjo va a estar en la historia de este país por sus mensajes de crítica social, por pensar siempre en favor de los menos favorecidos. El altruismo de Rogelio llegó a tal grado que donó toda su obra a la UNAM. En ese momento yo era abogado general de la Universidad y era enriquecedor escucharlo, ver su pensamiento, su preocupación por México. Creo que Rogelio deja un hueco difícil de llenar y deja una escuela. Estoy seguro de que tendrá todos los reconocimientos que se merece. Ojalá se aprecie su obra con mayor fortaleza", dijo.
A la agencia funeraria también han llegado los artistas Marisa Lara y Arturo Guerrero, el ilustrador y diseñador gráfico Alejandro Magallanes, el secretario de salud José Narro así como Marta Lamas, el caricaturista Magú, y Boligán, monero de esta casa editorial.
El caricaturista falleció anoche en esta ciudad, a unas semanas de cumplir 79 años.
El colaborador de EL UNIVERSAL por 40 años, murió la noche de este viernes, a las 22:56 horas, víctima de un paro cardiaco en un hospital de Lindavista, donde se encontraba internado por neumonía.
En medio siglo produjo más de 12 mil caricaturas que donó a la UNAM en 2011.
Los abusos de los líderes sindicales, las políticas económicas que han generado más pobreza en México, el enriquecimiento de políticos y empresarios, el priísimo y sus formas de entender y hacer política, la libertad de prensa, la clase trabajadora, el clero y su indiferencia ante los más necesitados, los presidentes de la república, los derechos humanos, los procesos electorales, son sólo algunos de los temas que abordó el cartonista.
Fue creativo, ingenioso, mordaz, artístico. Era preciso en su trazo con todo y que “la temblorina” en los últimos años desafiaba su mayor don.
rad