La Estatua de la Libertad, uno de los principales puntos turísticos de la ciudad de Nueva York, tendrá a partir de 2019 un nuevo museo cuyos planes fueron revelado hoy por los responsables del emblemático monumento.

El nuevo museo, que se financiará con capitales privados, tendrá una gran estructura acristalada de más de mil 800 metros cuadrados que se construirá de espaldas a la estatua, en un proyecto diseñado por un equipo de arquitectos liderado por Nicholas Garrison.

"Este lugar es el mejor símbolo de lo que significa ser americano y lo que representa la inmigración en nuestras vidas", afirmó el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, durante la ceremonia en la que se presentaron los planes para el nuevo museo.

Al acto, celebrado desde la Isla de la Libertad, acudió también la diseñadora Diane von Furstenberg, al frente de una campaña de recaudación de fondos para ayudar a financiar las obras del museo, cuyo costo se calcula en unos 70 millones de dólares.

El proyecto incluye una gran galería, un "teatro envolvente", una librería y una terraza ajardinada que mantendrá la topografía del césped que ahora ocupa el terreno, en la plazoleta circular cercana a la estatua, que mide 33.8 metros de altura y pesa 225 toneladas.

Según el Servicio Nacional de Parques, tras una fuerte caída en 2013 con menos de 2 millones de turistas, en los últimos dos años la Isla de la Libertad ha batido el récord de visitas, con una media de 4.3 millones de visitantes.

Hoy por hoy, solo unas 5 mil personas al día pueden acceder a la pequeña muestra que se encuentra ubicada en el interior del pedestal de la estatua, mientras que apenas 500 pueden subir hasta lo más alto de la corona para divisar las vistas.


El nuevo recinto, que se construiría al norte de la isleta, reemplazaría al actual museo para adaptarse así al grueso turístico que en los últimos años ha recibido una de las atracciones indispensables para cualquier extranjero que visita la ciudad de los rascacielos.

La estatua, la primera imagen que tenían los inmigrantes que llegaban en barco a Nueva York, fue un regalo de Francia a Estados Unidos en 1886 como un símbolo de la amistad entre ambos países y para conmemorar el centenario de la independencia en 1776.

sc

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