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Un centenar de solicitantes de asilo abandonaron sus casas en Albania, Afganistán, Bosnia, Irak, Kosovo y Siria y emprendieron camino hacia Alemania, cargando sobre sus espaldas historias de huidas que ahora han transformado en arte entre las paredes del Museo de las Culturas Europeas de Berlín.
La muestra, presentada hoy, reúne recortes de periódicos, camas que se tambalean como barcas en alta mar, fotografías, mapas a carboncillo, música y hasta zapatos, bajo el título "DaHeim: Einsichten in flüchtige Leben" ("En casa: miradas en vidas a la fuga").
Son creaciones artísticas hechas por refugiados de diferentes nacionalidades, la mayoría de los cuales reside ahora en un albergue situado en el barrio de Spandau, en el oeste de la capital alemana, aunque algunos han sido ya expulsados y otros se han trasladado a otras ciudades.
"El objetivo es demostrar que cuando hay un compromiso, todos podemos trabajar juntos. Que la religión y las ideas pueden quedar apartadas", explicó uno de los tres directores de la muestra, el tunecino Aymen Montasse.
La iniciativa surgió en marzo del pasado año 2015, cuando un grupo de personas fue llamando "puerta por puerta" a los recién llegados y les propuso "hacer arte juntos".
No fue hasta casi un año después cuando los solicitantes de asilo comenzaron a reunirse entre las salas que el museo berlinés dispuso para crear y combinar sueños y recuerdos de personas de diferentes orígenes, pero con pasados similares.
Entrar en ese espacio implica acceder a historias como la de Divali Mirza, un iraquí que dejó su ciudad hace unos años en busca de algo mejor y que en la galería se estrena con dos creaciones artísticas vinculadas al mar, con olas de metal en recuerdo al camino de recorren muchos refugiados antes de llegar a Europa.
"Mucha gente ha muerto este año intentando llegar a Europa. Creemos que (la exposición) debería estar aquí para que la pueda ver todo el mundo, lo tenga en cuenta y nunca lo olvide", declaró a Efe Mirza.
Cerca hay una alegoría de las inestables barcazas utilizadas para cruzar el Mediterráneo con un teléfono móvil permanentemente encendido y prendas de ropa sobre las vallas que hay que saltar.
Está también, por ejemplo, la historia de Valbona Cani, una albanesa que abandonó su ciudad natal con un hijo autista que sigue una medicación pautada y que decidió buscar asilo en Alemania después de que la enfermedad del pequeño fuera mal tratada.
En el museo expone una fotografía con su retrato, mientras se mantiene a la espera de ver si le concedan el permiso.
Como explicó una de las impulsoras de esta iniciativa, Barbara Coverg, la muestra deja patente que la belleza "no es lo único" en el arte, afirmación que compartió la directora del museo, Elisabeth Tietmeyer: "Las guerras, las catástrofes... Todo eso a veces no importa porque parece que sólo es relevante la belleza".
Entre instalaciones e historias, se encuentran también dibujos como "Spiderman", de Hiba Abou Khashab, que deja entrever cómo la fantasía y los sueños siguen presentes aún a miles de kilómetros de casa.
sc