El Goethe-Institut cumple medio siglo como puente entre Alemania y México y 65 años desde su fundación tras la Segunda Guerra Mundial y al arranque de la Guerra Fría. “Sólo en el país trabajamos con cerca de 70 organismos culturales”, dice su director en la ciudad, Reinhard Maiworm, quien se sorprende de que México no tenga una institución en el mundo para promover su cultura y su lengua, similar a la alemana o a sus pares europeas con las que comparte el premio Príncipe de Asturias 2005, los institutos Cervantes y Camões, el British Council, la sociedad Dante Alighieri y Alliance Française.
“Yo esperaba que México aprovechara el Año Dual Alemania-México para presentar alguna institución similar al Goethe-Institut, pero no fue así, desaprovechó esta oportunidad”, señala Maiworn, quien encabeza desde 2011 el centro de cultura alemana, abierto en la calle de Tonalá de la colonia Roma desde abril de 1966, 15 años despúes de crearse en 1951 como sucesor de la Deutsche Akademie.
-¿Recomendaría usted a México crear un instituto como el Goethe? -se le pregunta a Maiworm en entrevista a propósito del medio siglo del centro cultural en el país y de cómo se inserta la efeméride dentro del Año Dual Alemania-México 2016-2017, sobre el cual reconoce que el gobierno mexicano aún no ha presentado la agenda de actividades completa, fuera de la exposición de los Mayas en Berlín.
-Absolutamente. De toda manera, de toda manera. Porque no es sólo un instrumento de promoción de la lengua y la cultura, sino es un instrumento de encuentro. Es como una antena, que recibe y envía señales de todos lados y a todos lados, va en todas direcciones. Con el Goethe hacemos cosas posibles para artistas alemanes tanto como para artistas locales de los países donde estamos. Y esto funciona bien en cada uno de esos países. La cultura no es algo que se pueda evaluar después de un año como los resultados de una empresa, con ganancias o pérdidas; a mediano plazo la cultura une a varias culturas y establece amistad y cooperación a medio y largo plazo. Se entiende al otro, se da respeto al otro, y así se puede establecer una relación al mismo nivel, de arriba a abajo y de abajo a arriba. El mejor instrumento para ello es la cultura y el idioma como base de la cultura – expresa el director Maiworm.
El Goethe-Institut, fundado en 1951 y con sede en Múnich, es una institución que recibe presupuesto del Estado alemán pero que opera de manera autónoma, cuya misión es promover y divulgar a escala global el conocimiento de la lengua y cultura alemanas, que comparten Alemania, Austria y Suiza. En la actualidad hay 159 institutos en 98 países, 12 de ellos en Alemania. En México había dos centros culturales, uno en la capital y otro en Guadalajara, que cerró debido a que se tuvieron que abrir otros en los países de la ex URSS, Europa del Este, China y otras naciones de Asia, refiere Reinhard Maiworm.
Su actual director general global, el bibliotecario Klaus Dieter Lehmann, estará en la capital mexicana el 6 de junio próximo para la inauguración oficial del Año Dual Alemania México 2016-2016 y para la conmemoración de los 50 años del Goethe-Institut Mexiko, adelanta Maiworm, quien agrega que la misión de la institución a su cargo es establecer puentes entre ambas naciones y romper prejuicios como que los alemanes sólo comen salchichas o que México es violencia y narco.
El Goethe-Institut Mexiko cuenta con un presupuesto anual de unos 2 millones de euros anuales, para todas sus actividades, incluyendo pago de sueldos a unos 70 empleados, un 60 por ciento de ellos mexicanos. Todas sus actividades -salvo los cursos de alemán- son gratuitas. “La cultura debe ser accesible y si es posible gratuita para todos; la plata no debe ser un obstáculo para disfrutar de un encuentro cultural”, sostiene Reinhard Maiworm, quien lleva 30 años como funcionario de la institución, en países como Estados Unidos, Chile, Egipto y México, donde encontró mayor afinidad.
La “tarjeta de presentación” del Goethe-Institut Mexiko, explica su director, es su magnífica biblioteca con las novedades de la industria editorial alemana, cuyos ventanales transparentes dan a la calle de Tonalá, y la cual dirige Sven Mensing con colaboración de la historiadora mexicana Karina Gutiérrez.
La biblioteca, abierta desde 1967 un año después de la inauguración del Goethe-Institut, acopia ocho mil materiales enfocados a mostrar siempre “la cara actual de Alemania y la cultura alemana”, entre ellos cinco mil libros, cientos de CD de música -de clásica y ópera a popular y electrónica- 500 documentales y películas de una de las mayores cinematografías del planeta y 30 revistas periódicas.
A ello se agrega el principal objetivo del Goethe-Institut: la enseñanza y difusión del idioma alemán.
Según Maiworm, a su llegada en 2011 había un promedio anual de 3 mil estudiantes mexicanos por año, pero hoy esa cifra se duplico a 6 mil. “Los estudiantes de alemán están creciendo como locos”, exclama orgulloso el funcionario. Explica que, según las estadísticas del Instituto, el 70 por ciento de ellos quiere aprender el idioma europeo para trabajar o estudiar en Alemania. Pero agrega que en México hay mil 700 empresas alemanas, donde tendrían más oportunidades si hablasen el idioma.
De hecho, cuenta que firmas como Volkswagen y BASF llegaron al país el mismo año que el Goethe.
Pero el Goethe también es para artistas, como la soprano Lourdes Ambriz, directora de la Ópera de Bellas Artes, quien en los noventa estudió alemán en ese instituto. O la directora de orquesta Alondra de la Parra, vecina de Maiworm, quien dirigirá el 6 de junio el concierto inaugural del Año Dual. El Goethe-Institut, explica su director, también proporciona cuatro becas al año a artistas para que aprendan el idioma en Alemania, con todo pagado, y con el fin de preparar proyectos de colaboración.
Otro de los pilares de la oferta del Goethe-Institut es el séptimo arte. La Semana del Cine Alemán -que organiza en colaboración con la Cineteca Nacional y el Patronato de la Industria Alemana- es un clásico de la cartelera mexicana desde hace 15 años y es actualmente el mayor festival de cine alemán fuera de Alemania, asegura Maiworm. “En un año tuvimos 40 mil asistentes”, reporta el filósofo, quien subraya que en agosto próximo el evento cumple sus primeros 15 años de vida ininterrumpida.
Sólo la cinemateca del Goethe tiene 800 filmes subtitulados al español -además de los de la biblioteca- que se programan en ciclos temáticos a lo largo de cada año o se prestan a otras instituciones culturales.
Además, con motivo del Año Dual, a partir de junio se presentará un formato llamado 50 Años 50 películas, con una película representativa por cada uno de los 50 años que el Goethe tiene en México. Eso sin contar las más de un centenar de cintas que se están programando para exhibir en el Año Dual, que ocurre justo a 30 años del Mundial de Fútbol México 86, en el que Alemania eliminó a México en cuartos de final, por la vía de los malditos penales. Al respecto, Maiworm dice que se está tratando de negociar un encuentro conmemorativo entre las selecciones de México y Alemania por esos 30 años.
“La esperanza muere al último, ojalá podamos concretar un acuerdo para 2017”, dice el funcionario.
Otro proyecto importante es la danza. “En México hay una escena de danza contemporánea súper interesante, muy joven, hay muchos proyectos, son en muchos casos compañías pequeñas e innovadoras, pero una no sabe de la otra, la de Mérida no conoce lo que hace la de Guadalajara. Estamos ahora desarrollando un proyecto que se llama Antena Tanz, cuyo objetivo es invitar a diez bailarinas, músicos, coreógrafos o compositores, para que se conozcan en parejas por la mañana y por la tarde desarrollen una idea. Así al final del día tendremos al menos diez ideas que puedan ser usadas en eventuales producciones”, expone Maiworm. “Así creamos una estructura que vincule la escena de la danza dentro de México y entre México y Alemania”, agrega el director.
-¿Pero por qué el Goethe-Institut busca desarrollar la danza en México? ¿Eso no corresponde a las autoridades culturales mexicanas? -se le pregunta al director de esa institución.
- El Goethe promueve la danza mexicana y alemana. Se considera que nosotros sólo traemos cosas de Alemania, pero ahora queremos romper esa dirección. Queremos abrir el camino hacia el otro lado, que la danza mexicana llegue a Alemania. Y empezamos con el proyecto en septiembre próximo -explica.
Añade que esta apertura hacia otras culturas -incluyendo aquellas de lengua alemana como Austria y Suiza-, tiene que ver con la estructura del Goethe-Institut, que no es una institución del gobierno, a diferencia de los los institutos Cervantes y Camões, el British Council, la sociedad Dante Alighieri o Alliance Française, sino que sólo recibe una parte de su presupuesto de él. Eso lo hace independiente.
“A nosotros no nos interesa la cultura alemana, sino la cultura afera de Alemania. Un ejemplo es la compañía de Pina Bausch, que es una compañía internacional en la que hay pocos bailarines de origen alemán. A nosotros no nos interesa que tengan pasaporte alemán (…) Pina Bausch estaba desarrollando sus coreografías en Wuperthal, pero no era existosa, tuvo su éxito en el extranjero gracias al Goethe, luego fue reimportada a Alemania que finalmente entendió lo que tenía con Pina Bausch”, refiere.
El Goethe-Institut también cuenta -gracias a su remodelación al inicio de esta década- con el auditorio Altana, donde se dictan conferencias o se exhiben películas, obras de teatro y los conciertos sabatinos de la Filarmónica de Berlín.
También hay exposiciones fotográficas, la última de ellas en honor al fotorreportero Rubén Espinosa, asesinado en un departamento de la colonia Narvarte el año pasado con cuatro mujeres. Además, entre otras actividades, están las participaciones en el Cervatino relacionadas con el teatro, la Noche de Música Electrónica, y los encuentros de escritores en la Feria del Libro Infantil y Juvenil 2016, en noviembre en la Ciudad de México, en la que Alemania será el país invitado de honor.
rqm