Nueva York. —Un equipo médico de Nueva York ha realizado el trasplante de cara más complejo jamás hecho hasta la fecha a un bombero que necesitaba tejidos en el rostro, el cráneo y parte del cuello, informó el NYU Langone Medical Center.
El paciente, que ha sido identificado como Patrick Hardison, de 41 años de edad, fue intervenido hasta en 71 ocasiones por un equipo liderado por el médico cubano-estadounidense Eduardo Rodríguez, el mismo que realizó en Francia en 2005 el primer trasplante de cara de la historia.
La intervención, que se realizó en agosto pasado y duró 26 horas, fue posible gracias a los tejidos de un joven donante que murió en un accidente de bicicleta este año en Brooklyn, de acuerdo con la explicación de la institución neoyorquina.
Hardison sufrió quemaduras de tercer grado hace 14 años cuando trabajaba como bombero voluntario y al entrar en una casa en llamas en busca de una mujer, el techo se derrumbó sobre él.
En un primer momento se le realizó un trasplante con tejidos de sus propias piernas, pero perdió las orejas, los labios y la mayor parte de la nariz, así como los ojos.
En declaraciones a los medios, Rodríguez explicó que antes del verano, el nombero Patrick Hardison “se había quedado prácticamente ciego”.
“Su cara era solamente una cicatriz gigantesca”, comentó el cirujano.
Pero ahora el paciente podrá recuperar la visión e incluso, según el equipo médico del hospital neoyorquino, volver a manejar vehículos.
Patrick Hardison está recibiendo todavía cuidados y terapia pero podrá volver a su casa en Misisipi a tiempo para celebrar junto a su familia el Día de Acción de Gracias, que se festejará el próximo jueves 26 de noviembre.
Sobre su rehabilitación, Rodríguez destacó lo bien que lo está llevando el paciente y destacó que fue muy satisfactorio para el equipo saber que Hardison pudo ir hace unos días a un centro comercial de Nueva York sin acaparar las miradas de todo el mundo.
“Antes se me quedaba mirando todo el mundo y ahora soy un tipo que pasa desapercibido”, señaló el paciente.
La operación de Hardison corrió a cargo del propio hospital neoyorquino.