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El Gobierno de Japón puso hoy en marcha un comité especial para proteger sus ocho lenguas designadas en riesgo de desaparición por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), todas ellas habladas en territorios remotos del país.
El comité, integrado en la Agencia de Cultura de Japón, pondrá en marcha medidas como la creación archivos digitales de estos idiomas y dialectos, la organizará de cumbres de sus hablantes o actividades escolares para promover su uso, según confirmó un portavoz del Ministerio de Educación.
Japón emprendió esta iniciativa a raíz de un estudio presentado en 2009 por la UNESCO, y que incluye a ocho lenguas de territorios nipones entre las 2 mil 500 de todo el mundo que se encuentran en riesgo de desaparición, es decir, que contaban con menos de 10 mil hablantes.
Estos ocho idiomas incluyen el ainu, hablado por la etnia del mismo nombre principalmente en la isla septentrional de Hokkaido, y siete dialectos que comparten raíz con el japonés y se hablan en islas remotas al sur de Tokio o del archipiélago de Okinawa.
Entre ellos, el ainu se encuentra en situación "crítica", mientras que los otros siete (el amami, el hachijo, el kuginami, el miyako, el okinawense, el yaeyama y el yonaguni) están "en peligro" o "en serio peligro de desaparición", según el estudio de la UNESCO.
Por el momento, las autoridades niponas desconocen el número exacto de hablantes que quedan de cada lengua, debido a la edad avanzada de muchos de ellos y a "la dificultad de distinguir entre algunos dialectos de islas cercanas", señaló el portavoz.
Las principales amenazas para la pervivencia de estas lenguas son el envejecimiento demográfico de Japón, más acentuado en zonas rurales y remotas del país, y el proceso de homogeneización lingüística llevado a cabo tras la II Guerra Mundial, según la misma fuente.
sc