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Adolf Hitler fue aquejado por el Parkinson en la última década de su vida y es probable que este mal influyera en sus funciones cognitivas y, por ende, en la toma de decisiones.
La revista especializada World Neurosurgery sostiene que el Führer tuvo este padecimiento idiopático -por una causa desconocida- latente toda su vida, pero fue a partir de 1933 -año en el que asumió el cargo de Canciller de Alemania- cuando se comenzó a manifestar de manera notoria.
La publicación teoriza que el Parkinson influyó en la toma de decisiones del dictador alemán, caracterizado por sus reacciones viscerales y cuestionables, además de moldear una personalidad "inhumana y cruel".
"Del mismo modo, su trastorno paranoide, caracterizado por sus arraigadas creencias antisemitas, influyó en su trato hacia los judíos y otros pueblos no germánicos", argumenta "World Neurosurgery" en un artículo donde concluye que esta "condición jugó un papel importante en su eventual decadencia política".
Un ejemplo de las decisiones desacertadas del repudiado mandatario es cuando determinó atacar la URSS de manera prematura, sin el apoyo de refuerzos, todavía asumiendo una guerra contra el Reino Unido y sin tomar en cuenta las inclemencias del vasto territorio soviético.
Imagen de la épica batalla de Stalingrado durante la Segunda Guerra Mundial en la que fueron derrotados los nazis. (FOTO: Archivo EL UNIVERSAL)
La revista no sostiene que este padecimiento afectara directamente con la decisión de aniquilar a los judíos, pero sí pudo agravar su carácter falto de empatía y, en consecuencia, de arrepentimiento.
Los efectos del Parkinson de Hitler fueron en incremento hasta 1945, cuando los temblores de su brazo izquierdo eran incontrolables y pereció en Berlín a causa de disparo en la cabeza junto a su esposa Eva Braun toda vez que se enteró sobre el inminente asedio soviético sobre el territorio alemán.
rqm