A partir de este septiembre, las 21 millones de personas que estudian español en todo el mundo podrán hacer un nuevo examen que les servirá para medir, evaluar y certificar su conocimiento del español. Se trata del Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE), que han diseñado de manera conjunta el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad de Salamanca (Usai), y será un examen del español universal. Es decir, integrará todas las modalidades del español que se habla en los distintos países”, tal y como explica Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes, en entrevista con EL UNIVERSAL.
Fue hace tres años cuando el propio García de la Concha llegó a la dirección del Instituto Cervantes y se encontró en un cajón un proyecto que había quedado en el olvido. “Se trataba de la firma de un convenio con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para crear un certificado internacional del español”, recuerda. “En mi objetivo de convertir el Instituto Cervantes es un organismo cada vez más iberoamericano me pareció muy interesante, así que en un viaje a México se lo planteé al rector Narro”, relata. Después y tras contar con la Universidad de Salamanca, la más antigua de España, el proyecto “muy iberoamericano”, como lo define, comenzó a andar y este martes se presentará de manera oficial con los reyes de España, Felipe VI y Letizia, como testigos en el colegio de San Ildefonso, coincidiendo con su visita a la Ciudad de México.
“Unas de las particularidades es que será un examen del español universal”, subraya. “Es decir, tanto en los textos para comprender y comentar como en las instrucciones del examen vamos a incorporar términos de aquí y de allá, porque será un examen muy abierto a la variedades del español. Por ejemplo, en unos exámenes se hablará de mesero y en otros de camarero y siempre se deducirá el significado por el contexto en el que aparece”, añade.
En este sentido recuerda un dato interesante: 91%o del léxico es común en el habla de los hispanohablantes. Y cita al fallecido profesor de la UNAM, Juan Manuel Lope Blanch, que hizo un estudio comparativo del léxico del habla común (sin incluir las jergas) de la ciudad de México y del habla común de la ciudad de Madrid y el grado de coincidencia era de 99%.
Otra de las particularidades es su calificación. Será como el TOEFL estadounidense (Test oF English As a Foreing Language). Las calificaciones no serán las de aprobado o suspenso sino que tendrán una escala de puntuaciones del 0 al 1.000 en la que cada nivel equivale a un certificado del grado que establece la Unión Europea. Es decir, desde el nivel mínimo que es el A1, pasando por el A2, B1, B2, C1 hasta el C2 que es el máximo. Y de las cuatro pruebas de las que consta, el estudiante podrá examinarse de aquellas que quiera. Pero si se examina de una obtendrá un informe de conocimiento mientras que si se examina de las cuatro obtendrá un certificado.
Además, todas las pruebas se realizarán online excepto la de expresión escrita (que será corregida por profesores). Habrá muchos lugares en los que el estudiante se podrá examinar como todas las sedes de los Institutos Cervantes, así como universidades, escuelas de idiomas e incluso centros creados especialmente para el examen. Y los exámenes serán constantes, incluso más de una vez al mes dependiendo del lugar y de la demanda. Frente al ya existente DELE (Diploma Español en Lengua Española) que es un examen que evalúa el conocimiento y se aprueba o se suspende, éste “será un examen más fluido de evaluación y calificación puesto que es todo digital”, asegura de la Concha. Además, “frente a los seis meses del DELE, en este se tendrá el resultado en un plazo de dos o cuatro semanas”. Y también será muy abierto “porque atiende a necesidades muy variadas y a evaluar diferentes cosas dependiendo del número de pruebas que haga cada alumno”. El examen completo costará unos 100 euros, aunque dependerá del país en el que se haga.
Según sus cálculos, en los dos primeros años se habrán examinado como mínimo unas 300 mil personas, y en los cinco primeros años unas 700 mil. En un primer momento estará enfocado principalmente a Brasil, donde 6 millones de personas estudian español como lengua extranjera, y a Estados Unidos, donde son casi 8 millones las personas que estudian español, (aunque también se podrá examinar en el resto de países) y un año después en China, donde el número de personas que estudian español se ha multiplicado un mil 500% (en el año 2000 había mil 500 personas estudiando español y en 2013 se pasó a 25 mil personas). “El interés de los chinos en aprender español ha aumentado muchísimo por sus ganas de entrar en contacto con una comunidad de 550 millones de hispanohablantes”, asegura. “Para empresarios y comerciantes, por ejemplo, hablar nuestro idioma significa un mundo de oportunidades”, asegura. “Y nosotros con este sistema de evaluación vamos a salir al encuentro de todos ellos”, concluye Víctor García de la Concha