Un breve recuento sobre los pormenores que rodearon la prolongada estancia de Porfirio Díaz (1830-1915) en el poder será exhibido durante todo junio en el patio principal del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).

La muestra, exhibida en 10 mamparas, permitirá conocer al visitante la transformación de México, a partir de una serie de momentos que hicieron posible “La dictadura porfirista” , que si bien impulsó el crecimiento económico y la infraestructura, también generó gran desigualdad social.

El Instituto destacó que el viaje inicia exponiendo la situación que existía entre Porfirio Díaz y Benito Juárez y el papel que juega Sebastián Lerdo de Tejada.

El periodo presidencial de Sebastián Lerdo de Tejada como sustituto de Benito Juárez, quien murió al año de su reelección, trajo una calma relativa a la República.

Durante su encargo se elevaron las leyes de Reforma al ámbito constitucional y se proyectó el liberalismo como el eje de desarrollo de la nación.

Al finalizar el ciclo de cuatro años, el presidente Lerdo de Tejada pretendió continuar su encargo. Contra esa intención, Porfirio Díaz lanzó desde Tuxtepec un nuevo llamamiento a la rebeldía.

Entonces las condiciones le fueron favorables y pudo obtener la victoria militar, lo que provocó el exilio de don Sebastián y la elevación, por fin, de Díaz al cargo máximo.

De hecho, recordó, se legitimó como el primer mandatario mexicano tras vencer en las elecciones de 1877, en las que no se presentó algún rival con posibilidades y obtuvo más del 95 por ciento de los sufragios.

De ese modo comenzó el largo periodo en el que Porfirio Díaz fue el centro de la escena política nacional, gracias, entre otros factores, a su pragmatismo político; su capacidad para imponer la lealtad y subordinación de los principales jefes militares y caudillos, quienes no lo podían cuestionar; la adecuación de las prácticas constitucionales en su beneficio, sobre todo las electorales.

El mantenimiento de un equilibrio entre las autoridades central y las estatales, de forma principal mediante su injerencia en la designación de los gobernadores y, por último, la implantación de la fuerza y la intimidación, además de otras prácticas autoritarias.

La muestra también exhibe la conciliación con la jerarquía eclesiástica que le permitió limar asperezas pasadas, a través de concesiones a la Iglesia católica.

Además de los movimientos de protesta y resistencia que condujeron a acciones bélicas que son consideradas como antecedentes de la Revolución maderista, y concluir con la renuncia de Díaz y su exilio.

La muestra, con la que se recuerda al político mexicano a 50 años de su muerte, podrá ser vista en los horarios habituales del INEHRM, ubicado en el rumbo de San Ángel.

sc

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