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El nuevo edificio que sería parte de los Estudios Churubusco debió concluirse en diciembre de 2012, con una inversión de 240 millones. Ese monto permitiría contar con la infraestructura que enriquecería la producción del cine nacional y que estaría dotada de la más alta tecnología.
Además, con la compra de equipo, los Estudios estarían a “a la altura de cualquier empresa internacional”. Un plan que formó parte del “Proyecto Cultural del Siglo XXI Mexicano”, lema del Conaculta de 2009 a 2012.
En diciembre de 2014, de acuerdo con su actual director, Carlos García Agraz, la obra se encontraba en 95%, contaba con un presupuesto de 30 millones para acabados que, en suma, costaría al erario público al menos 307 millones. Concluir la obra, impulsada por la anterior administración, era cuestión de tiempo pues sólo se esperaban los resultados de un dictamen que la Secretaría de la Función Pública ordenó para conocer el estado real del inmueble y sólo así determinar qué y cuánto más necesitaba para su conclusión. Además, el dictamen ayudaría a determinar si se debían o no deslindar responsabilidades.
A cinco meses de la realización del dictamen, así como de sus resultados, la información sobre los Estudios Churubusco ha sido reservada por Comunicación Social del Conaculta. Desde marzo de este años se le preguntó a Carlos García Agraz y a la institución que preside Rafael Tovar y de Teresa, cuál fue el resultado del dictamen realizado al edificio y cuánto costó, si con base en sus resultados ya es posible determinar una fecha de apertura; si, en efecto, sólo se requerirían 30 millones de pesos para las “mejoras” o si el monto se elevaría; si el documento ayudaría a clarificar si hubo o no irregularidades en los contratos y con la edificación, si fincarían responsabilidades y si se analizan demandas ante instancias competentes como la propia SFP.
Se solicitó que precisaran cuáles serían, a detalle, las “mejoras” que harían al inmueble, que se informara qué pasará con los estacionamientos, cuántas oficinas se rentarán y a quiénes, qué pasará con el cableado eléctrico, si se modificarán los elevadores, qué pasará con los accesos a discapacitados, si se pondrá o no un restaurante, qué se hará en la azotea, si se hará una sala de usos múltiples y qué pasará con los baños. Se solicitó que indicaran cuál sería la inversión definitiva. Al cierre de la edición, Conaculta no ha precisado las razones sobre su negativa a dar respuesta.